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    Plan détaillé Texte intégral Del fundus a la villa o la rigidez y la ruptura de la tradición imperialLa hegemonía de la villa o la colonización de las llanuras interiores, de las vertientes y de la montañaLa implantación de la parroquia rural. Cuestión de décimas o diezmos Bibliographie Notes de bas de page Auteur

    Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle)

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    Del fundus a la parrochia

    Transformaciones del poblamiento rural en Cataluña durante la transición medieval

    Ramon Martí

    p. 145-166

    Résumé

    Para un período tan dilatado como el que separa los siglos IV-XI de nuestra Era, todavía hoy, consideramos que el mejor concepto que puede definir gráficamente el marco histórico al que queremos aproximarnos es el de "transición medieval", utilizado en referencia al largo proceso evolutivo que separa la organización social y económica de la época antigua de la que corresponde a la época de la feudalidad. Pero, como es sabido, este proceso no es continuo ni uniforme, sino lleno de rupturas políticas sucesivas, rupturas que, renovándose, supera la Iglesia. Así, durante los siglos IV-V se oficializa la conversión del Imperio Romano en Imperio Cristiano, con la institucionalización y la integración de la organización eclesiástica al aparato territorial del Estado. Extinguido el Imperio de Occidente, aquí será la Iglesia la principal institución que sobreviva y que todavía se consolide durante las sucesivas invasiones, sean germánicas, árabes o carolingias. Finalmente, el imperio cristiano occidental renovado evoluciona hacia la fragmentación política en pequeños principados territoriales, condados hereditarios por ejemplo, mientras que durante el siglo XI la Iglesia construye el nuevo edificio de la teocracia pontificia, sólidamente fundamentado al desarrollarse, simultáneamente, las normas de la feudalidad.

    Texte intégral Bibliographie Bibliografía Notes de bas de page Auteur

    Texte intégral

    1Las instituciones del fundus y de la parrochia pensamos que pueden servirnos para caracterizar la organización básica del poblamiento rural entre los dos extremos del período que nos ocupa, para aproximarnos a la evolución de las explotaciones agrícolas y de los dominios. División jurídica elemental, el fundus constituye la unidad de asignación o de explotación de tierras entre los posesores y propietarios del Imperio Romano, un latifundio extenso de dimensiones variables donde puede radicar una domus más o menos opulenta. En el otro extremo del período histórico, la parrochia normativa es una demarcación rural que implica una cierta homogeneidad social y una diversificación o jerarquización del espacio en su propio distrito. Remarquemos, al menos, que la integridad del fundus clásico parece romperse pronto, tal vez antes de las invasiones, mientras que la parroquia sólo se impondrá definitivamente durante los siglos XI-XII en el área de influencia católica. Entre uno y otra, la villa tardoantigua y altomedieval es la entidad jurídica básica a considerar durante el período de transición. Derivadas de antiguas domui o fundí o, más a menudo, de nueva creación, durante cerca de quinientos años nuevas villae proliferan por todas partes y, principalmente, en ámbitos territoriales considerados marginales en época romana. De hecho, la sociedad evolucionaba desde la servidumbre de la gleba hacia la libertad del campesino propietario de la tierra que trabaja, nueva condición que se documenta finalmente durante los siglos IX-X, aunque éste no esté exento de proporcionar censos o servicios. Pero será con la implantación de la feudalidad cuando todos los campesinos sean considerados parroquianos.

    2Con una documentación muy limitada, ahora el complemento de los datos arqueológicos debe servirnos para precisar mejor esta larga evolución traumática, donde se comprueba que a partir de los siglos IV-V las transformaciones son inmediatas y que se inician tendencias perdurables. Mientras proliferan las intervenciones arqueológicas, hoy ciertos casos excavados en extensión constituyen verdaderos paradigmas históricos en si mismos, ejemplos excelentes que pueden plantear paradojas. Es por ello que habrá que refutar también ciertos tópicos historiográficos que son anteriores a la práctica arqueológica.

    Del fundus a la villa o la rigidez y la ruptura de la tradición imperial

    3El punto de partida que consideramos es, evidentemente, el del ordenamiento poblacional que impuso el Imperio Romano en este sector de las provincias hispánicas, con su organización social y con la redistribución del poblamiento que supuso la extinción progresiva de las sociedades indígenas. Esta ruptura fundacional se mediatiza con la fundación de nuevas ciudades y llega a su apogeo con la implantación de las centuriaciones. Con ellas, la entidad jurídica del fundus se impone definitivamente, forzando el abandono de los asentamientos ibéricos en altura o en vertiente y haciendo bascular la distribución poblacional desde las áreas de montaña hacia el llano1. Así, durante la época imperial la mayoría de las explotaciones agrícolas se concentran en las llanuras y, especialmente, en los territorios litorales. Pero cuando comienza la Edad Media también comienza a invertirse el proceso, progresivamente, sin que ello comporte el abandono de les áreas centuriadas, densamente pobladas.

    4Vinculado a las ciudades, el parcelario romano lo integran los diversos fundi que se distribuyen sobre las principales vías de comunicación, con una preferencia fundacional por las tierras bajas que también comporta unas aplicaciones agropecuarias específicas, bien conocidas por las descripciones ideales que aporta la tradición agronómica latina. Así, la explotación de un fundus convencional requiere mano de obra abundante para trabajar varias hectáreas de tierra de cultivo diversificada, donde hay que integrar terrenos aptos para el cultivo del cereal, la viña, el olivo y el huerto o la explotación del bosque de ribera. Como sucede con las vías de comunicación, esta diversificación ideal del campo encuentra su emplazamiento idóneo cerca de los cursos fluviales, sobre el margen de los llanos y de las terrazas aluviales. Es aquí donde la construcción de una domus rural busca una posición soleada y aireada donde establecerse, para evitar las avenidas de los ríos y torrentes o las pestilencias del marjal2.

    5Será, de hecho, en estos espacios naturales que constituyen los marjales o las tierras pantanosas donde las nuevas preferencias de la ocupación romana tengan sus efectos más drásticos y, a menudo, más duraderos, donde ahora se abren canales o fosas de drenaje para cultivar las fértiles tierras aluviales desecadas con este método. Eso ha condicionado o caracterizado también aplicaciones hidráulicas específicas que definen la práctica antigua de la irrigación. Así, con relación al proceso de creación de espacios irrigados complejos, las noticias más antiguas que poseemos apuntan casi exclusivamente hacia las insulae, presentes en la tradición gromática romana y en la primera documentación medieval: estas "islas" ocupan orillas fluviales más o menos extensas y se vinculan a ciudades o fundi inmediatos; se trata de espacios donde se desarrollan cultivos hortícolas, prados artificiales y pastos; por otra parte, en la documentación medieval también son presentes habitualmente los molinos y ello requiere redes complejas de captación y de distribución del agua; también hay que considerar, finalmente, que la localización ribereña de las insulae provoca avenidas periódicas, siendo espacios agrícolas muy vulnerables que requieren grandes inversiones en trabajo de mantenimiento de las estructuras de los campos3. Aún sin disponer de datos arqueológicos precisos, consideramos que los complejos hidráulicos se vinculan a las sociedades que los construyen y muestran la evolución de los asentamientos que los utilizan. Por ello, las crisis evolutivas que afectan las ciudades y los fundi romanos a partir del siglo II llevan consigo la transformación o la extinción de las instalaciones hidráulicas correspondientes, siguiendo pautas propias en cada caso concreto.

    6Pese a las individualidades, en su conjunto hoy parece probarse que el poblamiento rural clásico de los fundi del Alto Imperio llega a concentrarse en un número más reducido de asentamientos durante el siglo IV, un grupo selecto de enclaves que ahora conocen su apogeo. De ello nos ofrece un buen ejemplo el caso de la Cosetania oriental, estudiada recientemente en extensión y comparada con las tendencias similares que aporta la arqueología clásica en el Mediterráneo occidental4. Será sobre este poblamiento nuclear del Bajo Imperio, que suponemos que aglutina diversos fundi clásicos, donde inciden directamente las nuevas tendencias que se detectan al inicio de la transición medieval.

    7De una parte, es habitual la conversión, más temprano o más tarde, de muchos de estos emplazamientos rurales tardoantiguos en establecimientos eclesiásticos, con ejemplos paradigmáticos como los de las basílicas de Villa Fortunatas y de Bovalar. En plena época germánica, el caso de Bovalar nos ofrece una basílica dotada de baptisterio y cementerio, con un pequeño poblado anexo que integra unas pocas casas y una prensa central, un conjunto que fue destruido y abandonado durante la segunda década del siglo VIII5. Iniciales o más tardíos, otros ejemplos catalanes conocidos no muestran conjuntos poblacionales tan explícitos alrededor de las primeras basílicas, un hecho que sólo puede atribuirse parcialmente a la realización de intervenciones arqueológicas de superficie limitada en estos yacimientos6.

    8Por otra parte, a partir de las invasiones germánicas también se acelera la transformación de las últimas explotaciones agrícolas romanas que, en muchos casos, verán convertirse su zona residencial en nueva área de transformación o de almacenamiento. En esta evolución específica consideremos ejemplar el caso de Vilauba donde, sobre las ruinas de la domus imperial, se construye una gran prensa de aceite que constituye el elemento fundamental de la explotación y que perduraría hasta el siglo V117. Otros numerosos ejemplos catalanes ilustran esta segunda tendencia que también parece excluir la zona de residencia del núcleo fundacional de la explotación fundiaria, como lo considera un estudio reciente sobre la evolución de los establecimientos tardoantiguos en el conjunto de las comarcas de Girona8. Más lejos, el ejemplo alicantino de la Canyada Joana de Crevillent nos ofrece un caso similar donde esta tendencia se remonta a inicios del siglo IV y que también aporta una fase edilicia posterior a la construcción de la prensa9.

    9En tercer lugar, los efectos de las transformaciones profundas que ahora sufre el poblamiento se hacen evidentes en otros yacimientos arqueológicos que se remontan al siglo V y que muestran nuevas y reducidas zonas de habitación de carácter precario construidas en otros emplazamientos, entre los cuales la Solana de Cubelles nos ofrece un caso paradigmático. Aquí los diversos recortes del subsuelo o los fondos de cabañas, los restos de combustión y hornos, con casi un centenar de silos, los diversos elementos de prensas o la proliferación de enterramientos son estructuras características en los yacimientos arqueológicos de este período incipiente, con numerosos paralelos que ahora se empieza a conocer en las comarcas litorales y prelitorales de Cataluña10. Hasta en las montañas de Andorra se produce entonces la primera reocupación del enclave dominante de Roe d’Enclar durante el siglo V, una reocupación que ofrece precariedades similares y restos de una prensa y de un lacus característicos11.

    10Todo parece indicar que es con estos nuevos y pequeños establecimientos agrícolas como se iniciará el proceso de reestructuración del poblamiento, fuera de los parámetros que hasta aquí había definido la ocupación del Bajo Imperio, mientras los viejos edificios de las domui rurales se transforman, se deterioran o se abandonan definitivamente. La transformación o la crisis que ahora sufren las últimas explotaciones romanas hay que relacionarla con la misma crisis que lleva el Imperio a la extinción, sometido al pacto de los invasores, quienes obtienen la titularidad de determinadas fracciones de todos los bienes inmuebles, sean casas o tierras. No debe extrañarnos, en conclusión, que ahora las principales inversiones edilicias correspondan a las fortificaciones, sean murallas urbanas o castillos de vigilancia viaria. Así, la fortificación tardoantigua de Sant Cugat del Valles nos ofrece un buen ejemplo de los preparativos de defensa, mientras que su inmediata sustitución por una basílica muestra una de las transformaciones que se generalizan con la derrota imperial12. Finalmente, edificado a inicios del siglo VI, el castellum de Sant Julià de Ramis también ofrece un buen ejemplo de las nuevas fortificaciones rurales creadas por el ejército ocupante, en este caso en defensa de la ciudad episcopal de Girona13.

    11Recordemos, en conclusión, que hace una década que los resultados de una serie de análisis polínicos practicados en diversos puntos del litoral catalán han demostrado que se produce una gran acumulación de sedimentos en las áreas topográficas de deposición durante toda la segunda mitad del primer milenio14. Los analistas identifican así un proceso erosivo simultáneo sobre las cuencas fluviales y lo justifican, estrictamente, como un avance generalizado de la trashumancia de corto o de largo recorrido. Ciertamente, en los yacimientos de inicios de la Alta Edad Media se cría y se consume mucho ganado, pero nunca la agricultura y la ganadería han sido producciones excluyentes sino que se complementan y se compaginan con otras actividades, como se comprueba incluso en la alta montaña de la Cerdanya, donde se practican cultivos entre pastos hacia los siglos VII-IX a 1900 metros de altura15, campos específicos de cultivo estacional que recibirían el nombre de estivolae en los textos aragoneses de época visigoda. Pensamos que cabe excluir, finalmente, que haya existido entonces una trashumancia especializada interterritorial o de largo recorrido, mientras que, más bien, aquella fase erosiva sería el efecto de un largo proceso de creación de nuevos establecimientos agropecuarios que reocupan y colonizan las llanuras interiores, las vertientes y las cabeceras de los valles. Por otra parte, este proceso coincide en el tiempo con la fase hegemónica de las villae en el territorio, cuando ellas son las unidades básicas de adscripción de tierras y personas.

    La hegemonía de la villa o la colonización de las llanuras interiores, de las vertientes y de la montaña

    12Al acelerarse el proceso de transformación, hacia el siglo VII se manifiesta vigorosa y definitiva la ruptura del poblamiento con relación a las preferencias clásicas, con nuevos asentamientos pequeños, más dispersos y que siguen pautas bien diferentes de aquellas. Entre las nuevas explotaciones, en Cataluña el ejemplo de Vilaclara (Bages) ofrece un caso axiomático que muestra el establecimiento de un grupo humano reducido sobre un pequeño cerro en un altiplano, tal vez una decena de personas: aquí se identifican los ámbitos comunitarios de un horno y de una prensa vinaria, además de otras habitaciones construidas en seco, con silos y varios corrales o patios frente a los edificios; es una explotación con una agricultura centrada en el cultivo del cereal y la viña, con prácticas pecuarias complementarias16. Pero los habitantes de Vilaclara difícilmente pueden haber sido de condición libre y demuestran que dispusieron de abundantes molinos manuales.

    13Simultáneamente, en el poblado de Bovalar se identifican restos de lino o de fruta en las viviendas y esto garantiza, al menos, la práctica de cultivos irrigados en este caso concreto, tal vez en las "islas" de la ribera fluvial inmediata, herederas de la tradición antigua. También entonces, el castro de Puig Rom nos ofrece un ejemplo bien distinto: dotado de murallas y torres cuadrangulares, se trata de un poblado fortificado que habría sido construido en el siglo VII, en coincidencia con el abandono del enclave de Roses, y que a su vez se abandonará durante la segunda década del siglo VIII; el utillaje recuperado muestra que los pobladores practican la agricultura, la pesca y la ganadería, o que son pocas las piezas de armamento abandonadas17. La posición dominante de Puig Rom sobre el extremo de la bahía de Roses parece indicar una función explícita de vigilancia marítima, mientras que el abandono del enclave anterior en Roses evidenciaría su vulnerabilidad, una situación que puede hacerse extensiva a toda la línea de costa durante la Alta Edad Media.

    14Llegados al extremo de un ciclo histórico y al inicio de otro, debemos plantear ahora un problema de consideración como lo es el uso habitual del término villa referido a un establecimiento rural antiguo de cierta entidad, una denominación que comportaría problemas en la perspectiva de la arqueología clásica18. Hasta aquí hemos evitado su uso desde la prudencia que nos impone no haber documentado este significado del término villa en las fuentes históricas oportunas: así, los tratados de la tradición gromática romana siempre utilizan la denominación fundus para referirse a los predios agrícolas, una tradición que transmiten diversos manuscritos catalanes de los siglos X-X119; de hecho, en el centro de Italia fundus es todavía la denominación habitual de la demarcación rural hasta iniciarse el siglo IX, un espacio o término antiguo donde radican diversos casalis y tierras20; más cerca de Cataluña, durante la segunda mitad del siglo VI pueden servirnos de ejemplo documental las extensas propiedades fundiarias del obispo Vicente de Huesca, descritas en unos textos que tienen un marcado sabor clásico y que citan diversos loca, domui, casae o colonicae con las tierras, las viñas o los siervos respectivos, sin que aparezca ninguna villa21.

    15Pese a todo, en la Hispania visigoda el uso del término se documenta, como lo prueban las leyes, con diversas referencias de villas rurales o de su custodio, el villicus, y donde figura una mención precisa y tardía que la sitúa entre los vici y los diversorium en orden de importancia22. En cualquier caso, en la documentación dispositiva visigoda de carácter privado sus menciones son raras y tardías, mientras proliferan noticias de loca, casae o domui23. Igualmente, el término villa también se documentaría en los textos merovingios y hay quien lo considera, estrictamente, una unidad de asentamiento o de inscripción en el registro fiscal24.

    16Por otra parte, en Cataluña observamos que ciertos ejemplos excavados como los de Vilauba o Vilaclara manifestarían el significado histórico preciso que cabe otorgar a estos topónimos compuestos con el prefijo villa- y que puede relacionarse fácilmente con las secuencias más tardías de ambos casos, durante el siglo VII al menos. Como en estos ejemplos, en toda Cataluña se cuentan por decenas los yacimientos romanos que presentan denominaciones similares y que delatarían, en consecuencia, la conversión masiva de antiguos fundi en villae altomedievales25. Pero hacia el final de la época visigoda pensamos que el tipo de explotación agrícola mayoritario ya corresponde a las pequeñas aldeas de nueva fundación, como Vilaclara, unos casales bien modestos. Así se constituye un poblamiento más disperso o difuso que predominará durante todo el período de colonización o de reocupación de los territorios interiores, especialmente durante la fase crítica que suponen los siglos VII-IX.

    17Pensamos haber comprobado este extremo con la práctica reiterada de la arqueología extensiva, donde también se observan ciertas pautas que caracterizan los nuevos establecimientos26. En primer lugar, hay que destacar el carácter monástico o eremítico que presentan muchas de las nuevas fundaciones en las comarcas interiores: así lo manifiesta el estudio de cuatro topónimos Monistrol (monasteriolum) del Bages, donde un caso probaría que son nuevos establecimientos de época visigoda, pequeños monasterios aún vigentes durante el período islámico; sucede lo mismo con ciertos establecimientos del Berguedà que datamos hacia los siglos V-VII como son Sant Joan de Montdarn o Sant Marc dels Bassacs, donde se conservan fornículas recortadas en las rocas que delatarían un cierto significado eremítico fundacional. Fruto de un análisis más sistemático, en el conjunto del Berguedà hemos podido comprobar que la generalización de las nuevas fundaciones comenzaría durante los siglos VII y VIII o que se intensificaría aún más durante todo el siglo IX, con decenas de ejemplos que inicialmente no presentan componentes religiosos27. Remarquemos, al menos, que en estos nuevos establecimientos son habituales las prensas, los molinos manuales y las escorias de fundición de hierro.

    18Esta colonización masiva del saltus o ampliación del ager arcifinus que se detecta en los territorios interiores también supone, sin duda alguna, el inicio de una ruptura social definitiva en el conjunto territorial. De hecho, en época visigoda la reocupación o la colonización estaba prevista en la ley, donde se reconocen los derechos adquiridos sobre tierras vacantes al cabo de 30 años de posesión incontestada (X-2). Pero, al iniciarse el proceso, en pleno siglo VII los campesinos todavía se encontraban sometidos teóricamente a la servidumbre del dominus o del possessor correspondiente y no es extraño que durante toda la centuria se sucedan las noticias sobre siervos fugitivos. Así, a pesar de los preceptos inmovilistas, los siervos parecen haber tomado la opción de desertar y la misma ley dedica todo un libro a los fugitivos o a las responsabilidades de quienes les oculten (IX, De fugitivis et refugientibus). Lejos de detenerse, las huidas parecen incrementarse progresivamente y ya eran generalizadas a inicios del siglo VIII, cuando el rey Egica promulgaba una ley verdaderamente extravagante que movilizaba toda la población libre de Hispania en una especie de policía social dedicada a la caza de los siervos y donde resultaba sospechoso todo forastero vestido pobremente28.

    19La situación de crisis que marca el final del reino godo puede haberse estabilizado temporalmente durante las primeras décadas de la conquista musulmana, cuando se sanciona un nuevo orden institucional. Al menos, pensamos probada la efectividad del dominio islámico en los territorios de Catalunya Vella al localizarse cerca de 200 topónimos derivados del término palatium que corresponden a nuevas explotaciones agrícolas de titularidad pública en este período29. Con esta red de palatia se constituye un dispositivo logístico que se vincula al poder efectivo de los árabes, un dispositivo que se vertebra a partir de las ciudades o de las guarniciones rurales, con almenaras y guardias de vigilancia que se disponen en todos los distritos. De hecho, podemos definir dos tipos distintos de palatia según la posición que ocupan: los unos, periurbanos, se sitúan alrededor de una ciudad episcopal, de un centro territorial o de una fortificación de relieve; contrariamente, los demás palacios, que podemos considerar viarios o territoriales, se caracterizan por su dispersión estratégica, posiblemente porqué constituyen escalas o son puntos de aprovisionamiento de guarniciones, de postas o de tropas que se desplazan. En este sentido, no son extraños los casos de palacios que disponen de una torre, casas y campos de silos, elementos que avalan las funciones de vigilancia o de aprovisionamiento que intuimos30. En cualquier caso, entre las pautas de dispersión de los palatia cabe remarcar su anómala distribución en el conjunto de Cataluña y, así, a las decenas de casos identificados en las comarcas litorales, prelitorales o de la depresión central sólo podemos contraponer algunos ejemplos puntuales que se localizan en las comarcas pirenaicas o en otras áreas de montaña. Con las almenaras y las guardias, estos últimos palacios excepcionales también prueban que el dominio árabe llegó, efectivamente, al corazón de la montaña31.

    20No dudamos que las exigencias de aquel primer Estado musulmán todavía requerían numerosos siervos fiscales, indispensables para la explotación del extenso patrimonio público. Pero el proceso dinámico de cambios y de permanencias aún no había terminado y los palatia pronto perdieron su función, sin poder precisar qué progresos reales habría alcanzado el campesinado de origen servil en vísperas del período carolingio. Recordemos, al menos, que en época musulmana los nuevos invasores renovaron la tradición agrícola indígena, transfiriendo nuevas técnicas hidráulicas y ampliando el limitado repertorio local de cultivos irrigados. En al-Andalus la construcción de nuevos tipos de captación y de sistemas hidráulicos complejos es una tarea colectiva que, planteada a largo término, puede comportar la concentración del poblamiento, aunque durante esta primera fase todavía se acentúa la proliferación de pequeños establecimientos, se llamen villas o alquerías.

    21En Catalunya Vella la ofensiva carolingia de fines del siglo VIII cercenó las nuevas directrices andalusíes, mientras se iniciaba una precaria situación de frontera que aún aceleró y culminó la tendencia colonizadora secular. De hecho, la verdadera formulación jurídica de la aprisio (<apprehendere) sería propiamente una institución carolingia y sus beneficiarios son campesinos libres o magnates desplazados que ocupan yermos o tierras vacantes32. En el caso práctico del Berguedà llegamos a concluir que el movimiento colonizador se inicia antes de la invasión árabo-bereber, un proceso que no puede justificarse en la tradición de la montaña refugio frente al Islam. Mientras queda probado que el concepto de "repoblación" es aquí una invención historiográfica sin fundamento33, no podemos precisar numéricamente los ritmos que siguen las nuevas fundaciones durante los siglos VII-IX, ni de donde proceden los nuevos ocupantes. Al menos, el proceso parece conocer su cenit durante el siglo IX, cuando se agravan los conflictos entre las dos potencias enfrentadas. Entonces el Berguedà sería refugio de otras regiones más expuestas y más pobladas previamente, pero aquí no tiene sentido pensar que la conquista final del conde Guifré se vio seguida de repoblación. De hecho, la expansión final cerdana también tiene su reflejo en unos cuarenta topónimos derivados de su gentilicio, topónimos que llegan hasta los confines del condado de Rosselló y que penetran en los de Urgell, Osona y Barcelona, hasta la frontera de al-Andalus. Ellos constituyen la verdadera y reducida dimensión de la repoblación historiográfica.

    22Por otra parte, gracias a la documentación conservada, durante los siglos IX y X se comprueba finalmente que la villa en Catalunya Vella es la unidad básica que se utiliza para dividir el territorio y asignar propiedades, el escenario donde los señores obtienen censos o servicios y donde se desarrollan las solidaridades locales o vecinales34. La principal característica que define estas villas es la disposición de un distrito o término propio, fijado o reformado progresivamente, donde radican otros villares y lugares de residencia campesina, las tierras de cultivo y un número limitado de recursos pecuarios o forestales. Su realidad física es multiforme y la entidad de cada una de ellas depende de la posición que ocupa en su entorno inmediato o de las diversas relaciones sociales que se verifican. En todo caso, durante los primeros tiempos de la época franca se tiende a constituir términos más extensos, donde se integran las tierras de las comunidades campesinas periféricas, como sucede en los casos ampurdaneses bien documentados de Bàscara y Ullà35. Pero a partir de fines del siglo IX la nueva entidad jurídica de la parroquia tiende, a su vez, a integrar diversas villae en el ámbito hegemónico de su propio término.

    23En este punto, la excavación reciente de una vivienda construida en pleno siglo IX en el villare o aldea berguedana de Montclús nos ofrece otro caso paradigmático: el edificio se encuentra aislado a media altura, sobre una pequeña plataforma que domina los campos de cultivo; se trata de una habitación rectangular construida con tres muros de piedra seca, con un cierre y una cubierta de madera; también dispone de una pequeña cocina anexa, con un molino manual, y de un perímetro cercado que definen diversos agujeros en el suelo36. Simultáneamente, el villare de Montclús lo integrarían otras construcciones similares que se encontraban dispersas sobre la misma vertiente de la montaña en cuatro enclaves distintos, a corta distancia unos de otros. El lugar se documenta el año 893 al establecerse la precoz parroquia de Santa Maria de Merlès y se abandona definitivamente poco más tarde, mientras se instalaba una iglesia en el enclave principal del villar de Montclús. De hecho, la mayoría de las iglesias que se construirán a partir de ahora parecen tener efectos disgregadores sobre los asentamientos que ocupan y provocarían nuevos procesos de dispersión humana, muy pronto bajo la fórmula del "mas" medieval.

    24Salvadas las distancias formales y geográficas, la ocupación de Castellar Vell (Vallès Occidental) durante los siglos IX-X nos ofrece una evolución parecida sobre el carácter colectivo y semidisperso de estos establecimientos campesinos, aunque sólo haya sido excavado parcialmente: encaramado y dotado de foso, los restos materiales recuperados indican prácticas agrícolas, ganaderas y metalúrgicas; el mismo yacimiento prueba que hacia fines del siglo X ya son usuales los molinos hidráulicos, localizándose las muelas más antiguas de este tipo que conocemos en Cataluña37. Ahora los nuevos molinos campesinos disponen de muelas planas de un metro de diámetro aproximadamente, fabricadas con materiales diversos, y utilizan, mayoritariamente, el mecanismo de turbina o de rueda horizontal.

    25Los indicios recogidos parecen apuntar que la generalización definitiva de los molinos hidráulicos no sería anterior al siglo X, en coincidencia con la constitución de un grupo selecto de titulares alodiales que usurpan los impuestos de los beneficia carolingios y los convierten en rentas de su propio patrimonio. Desde fines del siglo IX los titulares de alodios proclaman la propiedad de villas, lugares y bienes inmuebles, en un nivel jurídico de plena posesión que no contradice la propiedad campesina de las parcelas38. Esto también implica los censos que genera el uso del agua o de los molinos, entre otras rentas, mientras sus titulares se apropian, así, del derecho de autorizar la creación de nuevos aprovechamientos hidráulicos. Pero sólo es a partir de los siglos XI-XII cuando se comprueba que los señores han impuesto directrices propias al desarrollo agrícola, directrices que ahora afectan la reproducción campesina39. En los nuevos distritos condales, el establecimiento de términos castrales y parroquiales o la delimitación de las tierras asignadas a cada mansus acaban por fijar y definir los regímenes alodial y feudal, imponiendo nuevos límites rígidos al desarrollo agrario.

    La implantación de la parroquia rural. Cuestión de décimas o diezmos

    26En el marco del medievalismo europeo, durante los últimos años el medievalismo catalán también ha iniciado el estudio del proceso de cambio que se verifica en las instituciones eclesiásticas cuando se implanta la parroquia rural en las diócesis, una innovación jurídica altomedieval que suplanta la función que se otorgaba previamente a la villa en la organización territorial. De hecho, una visión renovadora del papel histórico de la Iglesia comenzó a manifestarse hace un cuarto de siglo, en un congreso internacional que ha tenido efectos beneficiosos en toda Europa40.

    27Entre estas primeras aportaciones debemos destacar la de Gabriel Fournier, quien distinguía tres fases genéricas en la Galia al afirmar que las parroquias se habrían formado, poco a poco, por el desmembramiento de unidades anteriores más vastas: la primera generación de parroquias o iglesias rurales estaría calcada sobre el poblamiento o sobre la organización antigua de los campos y, en consecuencia, tuvo poca incidencia en la evolución de los mismos; una segunda generación de parroquias correspondería ya a fines de la monarquía merovingia y a los inicios de la época carolingia, cuando se constituye una red más densa que habría dejado una impronta profunda en la historia rural, una red que, progresivamente, cerraría sus mallas sobre los lugares habitados; finalmente, las transformaciones del mundo rural durante los siglos XI-XIII habrían dado forma a una tercera generación de parroquias rurales41. La relación descrita entre las iglesias rurales y la evolución del poblamiento no merecen objeción alguna aunque, al contrario, la progresiva subdivisión histórica que el autor atribuye a las parroquias desde un principio hoy precisa correcciones tajantes que consideramos necesarias, dado el eco historiográfico que ha tenido su propuesta.

    28Así, con relación a la primera generación de iglesias, debemos remarcar todavía que durante toda la Antigüedad Tardía el término parrochia es, estrictamente, la denominación habitual que recibe en los textos la diócesis o jurisdicción episcopal, bien en su conjunto o bien en cada una de sus divisiones jurídicas o entidades territoriales que la integran. Es éste, por ejemplo, su significado en el conocido Parrochiale suevum que describe la antigua organización eclesiástica de la Gallaecia durante la segunda mitad del siglo VI, un texto que ha sido sometido a una crítica histórica rigurosa y que delata las dificultades planteadas cuando se quiere establecer límites diocesanos precisos, dificultades que parecen generalizadas en las primeras diócesis en formación42.

    29Pero esta distinción fundacional no siempre la observan adecuadamente los analistas especializados, como sucede reiteradamente en las actas de una reunión científica celebrada en Roma que ha pretendido estudiar el origen de la parroquia rural durante los siglos IV-VIII en el occidente europeo43. Eso genera graves contradicciones como las que pueden observarse en la aportación hispánica al mismo seminario, donde una parte del texto recoge las prudentes reticencias y reflexiones del trabajo documentalista, mientras que la lectura arqueológica tiende a convertir en sedes parroquiales –más temprano que tarde- las basílicas rurales44. En cualquier caso, esta aportación española distingue netamente las dos únicas acepciones diocesanas que presenta el término en los cánones conciliares visigodos: "parrochia como sinónimo de diocesis"; "parrochiae como zonas integrantes de las dioceses"45. Pese al uso de un título equívoco en la organización de este seminario, los historiadores más atentos a los textos observan el significado exclusivo de jurisdicción episcopal que presenta la parrochia inicialmente, como hace Victor Saxer al estudiar el caso provenzal, desarrollando una conclusión contundente: « Da quando si può parlare di parrocchie vere e proprie? – Sono definite solo a partire dall’XI sec. dai corpora giuridici di decretali, particolarmente il Decreto di Graziano. Perciò, nel periodo precedente si dovrebbe parlare di pre-parrocchie »46. Pese a esto, en una comunicación inmediata hecha sobre un tema similar, el mismo autor considera que la parroquia rural ya emergería en Francia lenta y progresivamente antes del siglo IX, una revisión donde parece adoptar, finalmente, el enunciado de la reunión vaticana47.

    30Así, ahora se legitima y comienza a generalizarse un uso historiográfico ambiguo del concepto parroquial cuando se aplica a aquellas primeras basílicas rurales, un objeto de estudio que, como afirma el mismo Saxer, está de moda48. La ambigüedad se fundamenta al detectarse en las iglesias rurales una implantación progresiva de ciertas funciones propias de la cura animarum, iglesias que adoptan algunas competencias pastorales o sacramentales que correspondían al obispo inicialmente. Por ello, también en Francia ahora comienzan a plantearse propuestas de periodización que tienden a convertir las basílicas en parroquias precoces, antes de establecerse la institución parroquial propiamente dicha49. Por otra parte, tampoco ha sido probado que las décimas bíblicas hayan sido percibidas regularmente antes del siglo IX por las iglesias, como se afirma a menudo al citar las primeras iniciativas que habían pretendido aplicarlas.

    31En Cataluña pensamos haber activado esta discusión tiempo atrás cuando, al intentar justificar el origen de las sagreras en el siglo XI, planteamos que su instauración culminaba una larga actividad de fundación de parroquias en las diversas diócesis. Pero entonces describíamos este proceso en términos casi telegráficos, donde defendíamos que sólo las iniciativas señoriales conducirían a la edificación de iglesias y al establecimiento de parroquias por parte del obispo a cambio de un censo reducido50. Hoy observamos, en cambio, que en esta primera aproximación llegamos a confundir la construcción de iglesias con el establecimiento de parroquias, mientras que todo el proceso se ha demostrado mucho más discontinuo e incompleto de lo previsto. De hecho, Pierre Bonnassie había remarcado previamente que las comunidades montañesas de Cataluña anteriores al siglo XI también podían promover la edificación de iglesias y que a menudo conservaban el derecho de elección del sacerdote, aunque, como nosotros, también llega a confundir iglesias con parroquias51.

    32Desde entonces, en Cataluña numerosas contribuciones han aportado conclusiones de interés que servirían de fundamento para una discusión pendiente, para plantear un debate abierto52. Pero la problemática de la formación de la red parroquial y la introducción de las décimas eclesiásticas constituye un debate disperso e inconexo, donde los investigadores a menudo se ignoran y donde se adoptan posiciones antagónicas. En cualquier caso, hoy merece destacar que los primeros datos fiables sobre parroquias y décimas no son anteriores a fines del siglo IX, mientras que también se ha demostrado que les instituciones parroquiales y las castrales se complementan y comparten la atribución de la décima en dos ámbitos geográficos bien diferenciados: así, si las parroquias se generalizan en Catalunya Vella durante el siglo XI, contrariamente, los castillos se instauran en las comarcas de transición hacia Catalunya Nova a medida que estos territorios se conquistan, a partir del último cuarto del siglo IX. Pero el "castell termenat" propiamente dicho, con sus propias décimas, es una institución que sólo comienza a desarrollarse bien entrado el siglo X. Remarquemos, finalmente, que unas y otras aportaciones definen la implantación de las parroquias como un fenómeno multiforme, en el tiempo y en el espacio, mientras que, según los análisis más fiables, sólo se aplican sistemáticamente en Catalunya Vella bien entrado el siglo XI, en coincidencia con la institucionalización de la feudalidad y de las sagreras. Pero las discrepancias que se observan hacen necesaria una tarea complementaria de verificación, donde aún cabe desestimar numerosos textos apócrifos.

    33De hecho, hoy puede comprobarse directamente la incidencia territorial de las transformaciones que se verifican en la organización eclesiástica durante los siglos IX-XII gracias a la compilación exhaustiva realizada por Ramon Ordeig, quien recoge y edita toda la documentación catalana relativa a la consagración y dotación de iglesias durante este período53. Ahora, nos interesan estrictamente los tres primeros siglos de este numeroso corpus, donde se encuentran 276 actas de esta fase. Aquí, si se descartan las noticias simples y los documentos dudosos de la serie, disponemos de un conjunto mínimo de 180 actas de dotación o noticias más precisas que pueden ayudarnos a observar detalladamente el proceso de implantación de las parroquias en los territorios catalanes, obispado por obispado54: así, la diócesis de la Seu d’Urgell es la mejor representada, con una serie de 49 actas que comienza el año 833; le siguen en importancia las diócesis de Osona y de Girona, con series de 42 y 41 textos cada una que comienzan los años 887 y 904 respectivamente; autorizada en 957, la diócesis de Pallars-Ribagorça aporta 23 dotaciones más, todas ellas redactadas a partir de la segunda mitad del siglo X; finalmente, sólo conocemos 17 dotaciones válidas de la diócesis de Barcelona y otras 9 de Elna, todas ellas redactadas durante los siglos X y XI.

    34La distribución temporal de las dotaciones muestra la existencia de ciclos y ritmos precisos que se adaptan claramente a los pontificados de ciertos obispos y, en el espacio, a la geografía política diocesana, ritmos que delatan tendencias comunes en los diferentes obispados. Estas tendencias se acentúan todavía más si se descartan los casos de la anómala serie pallaresa y, así, observamos que las dotaciones consideradas se distribuyen en seis o siete fases distintas que suponen diferentes ciclos generales: inicialmente, un grupo reducido de cuatro dotaciones data de los años 833-871 y son anteriores a la introducción de la noción parroquial; otros 22 casos corresponden a los años 887-913, seguidos de una ralentización notable con sólo nueve casos que se verifican entre los años 917-940; un nuevo impulso se observa durante los años 945-978, cuando se registran 26 casos más, un período seguido de una clara ralentización entre los años 982-1018, cuando sólo registramos 11 casos seguros; finalmente, a partir del año 1022 se inicia una nueva fase de dotaciones que llega a su apogeo en la década de los años 70 del siglo XI, en coincidencia con la institucionalización de las sagreras, y que suma 90 casos hasta fines del mismo siglo, cuando decrece ligeramente su ritmo para recuperarse después. Por otra parte, un mínimo de 55 de estos textos corresponde a iglesias de monasterios o a iniciativas monásticas, mientras que un mínimo de 30 casos afecta iglesias emplazadas en castillos, de donde unas y otras suponen, en conjunto, casi la mitad de la muestra. Pese a la desaparición de muchos textos, pensamos que la serie de dotaciones conservada es un buen indicador que delata las secuencias seguidas en el proceso de creación de parroquias y en su subordinación o afección a diversas iniciativas condales, episcopales, monásticas, castrales o particulares. También debemos anotar que será a inicios del siglo XII, fuera ya de nuestro alcance, cuando las parroquias y las sagreras conozcan su apogeo, justo antes de que la codificación de derecho canónico del Decretum de Graciano tienda a unificar bajo la autoridad pontificia una normativa eclesiástica que era diversa y que también lo era en materia parroquial.

    35Hoy pensamos que los ciclos que se infieren de las actuaciones episcopales presentan una relación muy estrecha con la política de los condes diocesanos y con la trayectoria que siguen las instituciones del arzobispado y de la curia papal. El alcance que tienen las interferencias condales se observaría mejor si analizásemos otras series documentales simultáneas, donde ciertos condes y particulares proclaman la propiedad de décimas, iglesias y parroquias. Finalmente, el seguimiento de este problema nos permitiría comprender mejor los cambios que supone la implantación generalizada de las parroquias y su relación con la aparición de las sagreras a mediados del siglo XI.

    36A juzgar por la práctica arqueológica, en primer lugar comprobamos que la instauración de sagreras no implica cambios significativos sobre el ordenamiento poblacional, mientras que las iglesias románicas, más bien, tienden a aislarse con su cementerio de la ocupación precedente. Ello no impide, no obstante, que puedan renovarse o construirse nuevos edificios en el radio teórico de la sagrera, bien documentados en los textos por otra parte. Pero en el plano arqueológico los principales cambios que se observan tienen relación con los almacenes que ahora proliferan en la sagrera, donde distinguimos los sacrarios eclesiásticos de los graneros particulares. Los únicos restos que se observan de los almacenes particulares son ciertas concentraciones de silos en el suelo, a menudo agrupados por parejas, y que presentan una cronología breve. Posibles graneros familiares, con capacidades escasas, estos silos privados a menudo se amortizarían con la tumba de su titular y, en conjunto, no superan el siglo XII. Contrariamente, con estructuras de obra bien visibles, los sacrarios eclesiásticos aparecen en pleno siglo XI, poco antes de institucionalizarse las sagreras, mientras que su implantación sobrepasa ampliamente las diócesis iniciales del ensagrerament. Adosados a las iglesias, estos primeros sacrarios pueden ser a la vez despensas o bodegas y son auténticas sacristías, toda una novedad que, en el siglo XI, no puede relacionarse con ninguna tradición precedente. Así, aunque no sean extraños los silos anteriormente en las iglesias, a partir de ahora, dentro de la nave o en la sagrera, también son especialmente significativos los grandes graneros eclesiásticos de los siglos XI-XIII, un síntoma inequívoco de que se obtienen los censos canónicos de décima y primicia de los parroquianos55.

    37Para finalizar, ahora habremos de limitarnos a considerar que la implantación del régimen alodial durante el siglo X sólo llegó a discutir y legitimar la titularidad de la tierra o de los censos inherentes a la propiedad. Pero durante el siglo XI lo que se discute es la titularidad de un nuevo impuesto, el de la décima eclesiástica, que ahora se generaliza con el instrumento de la noción parroquial. Mientras lo hacía, el proceso de dispersión del poblamiento rural aún continuaba, al menos en Catalunya Vella.

    Figura 1: Planta del edificio del villar de Montclús

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    Velázquez, Isabel, Las pizarras visigodas: edición crítica y estudio, Murcia 1989.

    Vilaginès, Jaume, "El fenòmen parroquial en la societat del Valles Oriental a l’Alta Edat Mitjana (ss. XI-XII)", Acta Historica et Archaeologica Mediaevalia, 9, 1988, pp. 125-142.

    Zeumer, Karolus, Lex Wisigothorum. Monumento Germaniae Historica. Leges I, Berlín 1901.

    Notes de bas de page

    1 Clavel-Lévêque, M. et alii, "Els cadastres en época romana". Olesti, Oriol, El territori del Maresme en època republicana.

    2 López ferrer, María, "Villas y marjales: uso del medio físico en la Antigüedad".

    3 Martí, Ramon, "Les insulae medievals catalanes".

    4 Diversos Autores, Territoris antics a la Mediterrània i a la Cossetània oriental. Guitart, Josep-Palet, Josep Ma-Prevosti, Marta, "La Cossetània oriental de l’època ibèrica a l’Antiguitat Tardana".

    5 PALOL, Pere de, El Bovalar (Seròs; Segrià). Conjunt d’época paleocristiana i visigòtica.

    6 Resulta ejemplar una síntesis reciente de los casos excavados más significativos. Diversos Autores, Del Roma al romànic, especialmente pp. 163-203, "Els edificis religiosos. Estudis monogràfics".

    7 Nolla, J. M.-Torras, J.-Chinchilla, J., La vil·la romana de Vilauba. Castanyer, Pere-Tremoleda, Joaquim, La vil·la romana de Vilauba, un exemple de l’ocupació i explotacio romana del territori.

    8 Folch, Cristian, Els territoris del Nord-est de Catalunya a l’inici de l’Edat Mitjana.

    9 Trelis, Julio-Molina, Francisco, La Canyada Joana: un ejemplo de la vida rural.

    10 Barrasetas, M. Eulàlia, "El jaciment de la Solana (Cubelles-El Garraf)".

    11 Diversos Autores, Roc d’Enclar, transformacions d’un espai dominant.

    12 Artigues, Pere Lluís et alii, "La fortalesa romana, la basílica i el monestir de Sant Cugat del Vallès".

    13 Nolla, J. M.-Palahí, L.-Vivó, D., "El Castellum de Sant Julià de Ramis".

    14 riera, S.-Esteban, A., "Vegetation history and human activity during the last 6000 years".

    15 Rendu, Christine, "Fouiller des cabanes de bergers: pour quoi faire?".

    16 Enrich, J.-Enrich, J.-Pedraza, Ll., Vilaclara de Castellfollit del Boix (El Bages). Un assentament rural de l’antiguitat tardana.

    17 Palol, Pere de, "El castre de Puig Rom".

    18 Leveau, Philippe, "El desenvolupament regional a la Gàl·lia Narbonesa: l’aportació de la paleoecologia i de l’arqueologia de prospecció", pp. 83-84.

    19 Thulin, Carolus, Corpus agrimensorum romanorum. Tonneato, Lucio, "Note sulla tradizione del Corpus agrimensorum romanorum".

    20 Migliario, E., "Terminología e organizzazione agraria tra Tardo Antico e Alto Medioevo".

    21 Fita, Fidel, "Patrología visigótica. Elpidio, Pompeyano, Vicente y Gabino, obispos de Huesca".

    22 -2 Zeumer, Karolus, Lex Wisigothorum, IX-1-21.

    23 Velázquez, Isabel, Las pizarras visigodas.

    24 Durliat, Jean, Les finances publiques de Dioclétien aux Carolingiens (284-889), pp. 152-156.

    25 Pueden servirnos de ejemplo dos decenas de derivados toponímicos de este tipo donde se conocen restos romanos. Diversos Autores, Tabula Imperii Romani.

    26 Hemos planteado inicialmente el problema al estudiar en prospección el conjunto del valle del Riu de Bitlles (Anoia / Alt Penedès), donde la ocupación imperial es casi desconocida en la cabecera y el curso alto del río, mientras que aquí son numerosos los establecimientos ibéricos y altomedievales (Martí, Ramon, "Ceràmica medieval i pagesos indocumentats"). Los trabajos posteriores realizados en las comarcas catalanas del Bages y del Berguedà o en las valencianas del Alt Palància y del Alt Vinalopó han confirmado las hipótesis iniciales.

    27 Camprubí, Josep-Martí, Ramon: "Evolució del poblament al Berguedà durant la transició medieval".

    28 Bonnassie, Pierre, "Survie et extinction du régime esclavagiste".

    29 Martí, Ramón, "Palaus o almúnies fiscals a Catalunya i al-Andalus". Martí, Ramon-Selma, Sergi, "Fortificaciones y toponimia Omeya en el Este de al-Andalus".

    30 Entre los campos de silos destaca el del extenso granero del yacimiento de Aiguacuït que ha sido identificado con el Palatium Fractum que citan las fuentes, donde también se detectan restos de muros. BARRASETAS, M, Eulalia et alié. La vil.la romana de l’Aiguacuit. Soler, Joan-Ruiz, Vicenç, "Els palaus de Terrassa".

    31 Martí, Ramón, "La defensa del territori durant la transició medieval".

    32 Dupont, André, "L’aprision et le régime aprisionnaire dans le Midi de la France". Salrach, Josep M., "Défrichement et croissance agricole dans la Septimanie et le Nord-Est de la péninsule ibérique".

    33 Riu-Barrera, Eduard: "De la fi de l’Imperi al Feudalisme: problemes d’arqueologia i història".

    34 Salrach, Josep M., "Tres mots polèmics: villa, mas i alou en època carolíngia".

    35 Martí, Ramon, "La integració a l’alou feudal de la seu de Girona de les terres beneficiades".

    36 Folch, Cristian-Martí, Ramon, "Una edificació del segle IX del vilar de Montclús".

    37 Roig, Jordi-Molina, Joan A.-Coll, Joan M., "L’assentament altomedieval de Castellar Vell". Roig, Jordi-Molina, Joan A.-Coll, Joan M., "El conjunt arqueològic de Sant Esteve de Castellar Vell".

    38 Martí, Ramon, "L’alou a la documentació catalana d’època comtal".

    39 Bonnassie, Pierre, La Catalogue du milieu du Xe a la fin du XIe siécle. To, Lluís, Família i hereu a la Catalunya nord-oriental.

    40 Diversos Autores, Settimane di Studio del Centro Italiano di Studi sull’Alto Medioevo, 28.

    41 Fournier, Gabriel, "La mise en place du cadre paroissial et l’évolution du peuplement".

    42 David, Pierre, Études historiques sur la Galice et le Portugal, especialmente pp. 1-82.

    43 Diversos Autores, Alle origini della parrocchia rurale (IV-VIII sec.).

    44 Ripoll, Gisela-Velázquez, Isabel, "Origen y desarrollo de las parrochiae en la Hispania de la Antigüedad Tardía".

    45 Ibid. pp. 111-121.

    46 Saxer, Victor, "Le chiese rurali prima che fossero parrocchiali (IV-VIII sec.)".

    47 Saxer, Victor, "Les paroisses rurales de France avant le IXe siècle".

    48 "Les paroisses, leur origine, leur histoire dans les premiers temps, disons jusqu’à leur constitution définitive à partir du IXe siécle, est un sujet à la mode" (Ibid. p. 5).

    49 Delaplace, Christine, "La mise en place de l’infraestructure ecclésiastique rurale en Gaule à la fin de l’Antiquité".

    50 Martí, Ramon, "L’ensagrerament: l’adveniment de les sagreres feudals".

    51 Bonnassie, Pierre-Guichard, Pierre, "Les communautés rurales en Catalogne et dans le Pays Valencien".

    52 Pueden servir de ejemplo algunas aportaciones que consideramos fundamentales y que citamos en orden cronológico. Vilaginès, Jaume, "El fenòmen parroquial en la societat del Vallès Oriental a l’Alta Edat Mitjana (ss. XI-XII)". Engels, Odiló, "El clero secular y la red de parroquias". Puigvert, Xavier, "La introducció del delme a la Marca Hispànica". Oliver, Jaume, "Senyors capturats?: El delme a la documentació de Pallars i Ribagorça anterior al segle XII". Batet, Carolina, Castells termenats i estratàgies d’expansió comtal. La Marca de Barcelona ais segles X-XI. Camprubí, Josep, Conquesta i estructuració territorial del Berguedà (segles IX-XI). Salrach, Josep M., "Disputes i compromisos entre l’església de Girona i la noblesa".

    53 Ordeig, Ramon, Les dotalies de les esglésies de Catalunya (segles IX-XII),

    54 (Ibid.) Por cuestiones de método, hemos descartado 96 de los 276 textos básicos anteriores al siglo XII que edita el autor: por una parte suprimimos las falsificaciones detectadas por el editor, a las que añadimos otros textos que consideramos sospechosos; igualmente, no se consideran las noticias de consagraciones que no precisen la condición, parroquial o no, de la iglesia; por este mismo motivo, también desestimamos las cartas de recomendación y las autentificaciones de reliquias, que son poco útiles para nuestro propósito. La serie desestimada la integran los documentos 1, 3, 6, 8, 12, 15, 20, 22, 24-25, 27, 35, 37-38, 40, 42-43, 45, 47-48, 52-54, 60-61, 71, 79, 85-87, 93, 98-100, 103-104, 106-107, 110, 112, 120, 122, 124, 126, 128, 130, 132, 136-137, 143, 145, 148-150, 154-158, 161-163, 166, 168, 171-172, 175-178, 180-181, 187,189-190,192, 195-197, 200, 210, 213, 215, 220, 227, 230-232, 236, 249, 257, 262, 270-271 i 275.

    55 Martí, Ramon, "L’ensagrerament, un instrument analític".

    Auteur

    • Ramon Martí

      Universitat Autònoma de Barcelona.

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    Jean-Pierre Albert, Anne Brenon et Pilar Jiménez (dir.)

    2015

    Mauvais sujets dans les Amériques

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    Clara Duterme, Marion Giraldou et Abigail Mira (dir.)

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    Huit ans de République en Espagne

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    Entre réforme, guerre et révolution (1931-1939)

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    1 Clavel-Lévêque, M. et alii, "Els cadastres en época romana". Olesti, Oriol, El territori del Maresme en època republicana.

    2 López ferrer, María, "Villas y marjales: uso del medio físico en la Antigüedad".

    3 Martí, Ramon, "Les insulae medievals catalanes".

    4 Diversos Autores, Territoris antics a la Mediterrània i a la Cossetània oriental. Guitart, Josep-Palet, Josep Ma-Prevosti, Marta, "La Cossetània oriental de l’època ibèrica a l’Antiguitat Tardana".

    5 PALOL, Pere de, El Bovalar (Seròs; Segrià). Conjunt d’época paleocristiana i visigòtica.

    6 Resulta ejemplar una síntesis reciente de los casos excavados más significativos. Diversos Autores, Del Roma al romànic, especialmente pp. 163-203, "Els edificis religiosos. Estudis monogràfics".

    7 Nolla, J. M.-Torras, J.-Chinchilla, J., La vil·la romana de Vilauba. Castanyer, Pere-Tremoleda, Joaquim, La vil·la romana de Vilauba, un exemple de l’ocupació i explotacio romana del territori.

    8 Folch, Cristian, Els territoris del Nord-est de Catalunya a l’inici de l’Edat Mitjana.

    9 Trelis, Julio-Molina, Francisco, La Canyada Joana: un ejemplo de la vida rural.

    10 Barrasetas, M. Eulàlia, "El jaciment de la Solana (Cubelles-El Garraf)".

    11 Diversos Autores, Roc d’Enclar, transformacions d’un espai dominant.

    12 Artigues, Pere Lluís et alii, "La fortalesa romana, la basílica i el monestir de Sant Cugat del Vallès".

    13 Nolla, J. M.-Palahí, L.-Vivó, D., "El Castellum de Sant Julià de Ramis".

    14 riera, S.-Esteban, A., "Vegetation history and human activity during the last 6000 years".

    15 Rendu, Christine, "Fouiller des cabanes de bergers: pour quoi faire?".

    16 Enrich, J.-Enrich, J.-Pedraza, Ll., Vilaclara de Castellfollit del Boix (El Bages). Un assentament rural de l’antiguitat tardana.

    17 Palol, Pere de, "El castre de Puig Rom".

    18 Leveau, Philippe, "El desenvolupament regional a la Gàl·lia Narbonesa: l’aportació de la paleoecologia i de l’arqueologia de prospecció", pp. 83-84.

    19 Thulin, Carolus, Corpus agrimensorum romanorum. Tonneato, Lucio, "Note sulla tradizione del Corpus agrimensorum romanorum".

    20 Migliario, E., "Terminología e organizzazione agraria tra Tardo Antico e Alto Medioevo".

    21 Fita, Fidel, "Patrología visigótica. Elpidio, Pompeyano, Vicente y Gabino, obispos de Huesca".

    22 -2 Zeumer, Karolus, Lex Wisigothorum, IX-1-21.

    23 Velázquez, Isabel, Las pizarras visigodas.

    24 Durliat, Jean, Les finances publiques de Dioclétien aux Carolingiens (284-889), pp. 152-156.

    25 Pueden servirnos de ejemplo dos decenas de derivados toponímicos de este tipo donde se conocen restos romanos. Diversos Autores, Tabula Imperii Romani.

    26 Hemos planteado inicialmente el problema al estudiar en prospección el conjunto del valle del Riu de Bitlles (Anoia / Alt Penedès), donde la ocupación imperial es casi desconocida en la cabecera y el curso alto del río, mientras que aquí son numerosos los establecimientos ibéricos y altomedievales (Martí, Ramon, "Ceràmica medieval i pagesos indocumentats"). Los trabajos posteriores realizados en las comarcas catalanas del Bages y del Berguedà o en las valencianas del Alt Palància y del Alt Vinalopó han confirmado las hipótesis iniciales.

    27 Camprubí, Josep-Martí, Ramon: "Evolució del poblament al Berguedà durant la transició medieval".

    28 Bonnassie, Pierre, "Survie et extinction du régime esclavagiste".

    29 Martí, Ramón, "Palaus o almúnies fiscals a Catalunya i al-Andalus". Martí, Ramon-Selma, Sergi, "Fortificaciones y toponimia Omeya en el Este de al-Andalus".

    30 Entre los campos de silos destaca el del extenso granero del yacimiento de Aiguacuït que ha sido identificado con el Palatium Fractum que citan las fuentes, donde también se detectan restos de muros. BARRASETAS, M, Eulalia et alié. La vil.la romana de l’Aiguacuit. Soler, Joan-Ruiz, Vicenç, "Els palaus de Terrassa".

    31 Martí, Ramón, "La defensa del territori durant la transició medieval".

    32 Dupont, André, "L’aprision et le régime aprisionnaire dans le Midi de la France". Salrach, Josep M., "Défrichement et croissance agricole dans la Septimanie et le Nord-Est de la péninsule ibérique".

    33 Riu-Barrera, Eduard: "De la fi de l’Imperi al Feudalisme: problemes d’arqueologia i història".

    34 Salrach, Josep M., "Tres mots polèmics: villa, mas i alou en època carolíngia".

    35 Martí, Ramon, "La integració a l’alou feudal de la seu de Girona de les terres beneficiades".

    36 Folch, Cristian-Martí, Ramon, "Una edificació del segle IX del vilar de Montclús".

    37 Roig, Jordi-Molina, Joan A.-Coll, Joan M., "L’assentament altomedieval de Castellar Vell". Roig, Jordi-Molina, Joan A.-Coll, Joan M., "El conjunt arqueològic de Sant Esteve de Castellar Vell".

    38 Martí, Ramon, "L’alou a la documentació catalana d’època comtal".

    39 Bonnassie, Pierre, La Catalogue du milieu du Xe a la fin du XIe siécle. To, Lluís, Família i hereu a la Catalunya nord-oriental.

    40 Diversos Autores, Settimane di Studio del Centro Italiano di Studi sull’Alto Medioevo, 28.

    41 Fournier, Gabriel, "La mise en place du cadre paroissial et l’évolution du peuplement".

    42 David, Pierre, Études historiques sur la Galice et le Portugal, especialmente pp. 1-82.

    43 Diversos Autores, Alle origini della parrocchia rurale (IV-VIII sec.).

    44 Ripoll, Gisela-Velázquez, Isabel, "Origen y desarrollo de las parrochiae en la Hispania de la Antigüedad Tardía".

    45 Ibid. pp. 111-121.

    46 Saxer, Victor, "Le chiese rurali prima che fossero parrocchiali (IV-VIII sec.)".

    47 Saxer, Victor, "Les paroisses rurales de France avant le IXe siècle".

    48 "Les paroisses, leur origine, leur histoire dans les premiers temps, disons jusqu’à leur constitution définitive à partir du IXe siécle, est un sujet à la mode" (Ibid. p. 5).

    49 Delaplace, Christine, "La mise en place de l’infraestructure ecclésiastique rurale en Gaule à la fin de l’Antiquité".

    50 Martí, Ramon, "L’ensagrerament: l’adveniment de les sagreres feudals".

    51 Bonnassie, Pierre-Guichard, Pierre, "Les communautés rurales en Catalogne et dans le Pays Valencien".

    52 Pueden servir de ejemplo algunas aportaciones que consideramos fundamentales y que citamos en orden cronológico. Vilaginès, Jaume, "El fenòmen parroquial en la societat del Vallès Oriental a l’Alta Edat Mitjana (ss. XI-XII)". Engels, Odiló, "El clero secular y la red de parroquias". Puigvert, Xavier, "La introducció del delme a la Marca Hispànica". Oliver, Jaume, "Senyors capturats?: El delme a la documentació de Pallars i Ribagorça anterior al segle XII". Batet, Carolina, Castells termenats i estratàgies d’expansió comtal. La Marca de Barcelona ais segles X-XI. Camprubí, Josep, Conquesta i estructuració territorial del Berguedà (segles IX-XI). Salrach, Josep M., "Disputes i compromisos entre l’església de Girona i la noblesa".

    53 Ordeig, Ramon, Les dotalies de les esglésies de Catalunya (segles IX-XII),

    54 (Ibid.) Por cuestiones de método, hemos descartado 96 de los 276 textos básicos anteriores al siglo XII que edita el autor: por una parte suprimimos las falsificaciones detectadas por el editor, a las que añadimos otros textos que consideramos sospechosos; igualmente, no se consideran las noticias de consagraciones que no precisen la condición, parroquial o no, de la iglesia; por este mismo motivo, también desestimamos las cartas de recomendación y las autentificaciones de reliquias, que son poco útiles para nuestro propósito. La serie desestimada la integran los documentos 1, 3, 6, 8, 12, 15, 20, 22, 24-25, 27, 35, 37-38, 40, 42-43, 45, 47-48, 52-54, 60-61, 71, 79, 85-87, 93, 98-100, 103-104, 106-107, 110, 112, 120, 122, 124, 126, 128, 130, 132, 136-137, 143, 145, 148-150, 154-158, 161-163, 166, 168, 171-172, 175-178, 180-181, 187,189-190,192, 195-197, 200, 210, 213, 215, 220, 227, 230-232, 236, 249, 257, 262, 270-271 i 275.

    55 Martí, Ramon, "L’ensagrerament, un instrument analític".

    Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle)

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    Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle)

    Ce livre est cité par

    • Sénac, Philippe. (2009) Un « village » d’al-Andalus aux alentours de l’an Mil. DOI: 10.4000/books.pumi.30378

    Ce chapitre est cité par

    • Vergés Pons, Oliver. (2019) EL OBISPO ERMENGOL Y LA (RE)INVENCIÓN DE LA HISTORIA DE URGELL. Estudios Medievales Hispánicos. DOI: 10.15366/emh2018.6.001

    Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle)

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    Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle)

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    Martí, R. (2006). Del fundus a la parrochia. In P. Sénac (éd.), Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle) (1‑). Presses universitaires du Midi. https://doi.org/10.4000/books.pumi.30691
    Martí, Ramon. « Del fundus a la parrochia ». In Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle), édité par Philippe Sénac. Toulouse: Presses universitaires du Midi, 2006. https://doi.org/10.4000/books.pumi.30691.
    Martí, Ramon. « Del fundus a la parrochia ». Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle), édité par Philippe Sénac, Presses universitaires du Midi, 2006, https://doi.org/10.4000/books.pumi.30691.

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    Format

    Sénac, P. (éd.). (2006). Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle) (1‑). Presses universitaires du Midi. https://doi.org/10.4000/books.pumi.30596
    Sénac, Philippe, éd. Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle). Toulouse: Presses universitaires du Midi, 2006. https://doi.org/10.4000/books.pumi.30596.
    Sénac, Philippe, éditeur. Villa 1. De la Tarraconaise à la Marche Supérieure d’al-Andalus (ive-xie siècle). Presses universitaires du Midi, 2006, https://doi.org/10.4000/books.pumi.30596.
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