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    Institut français d’études andines
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    Plan détaillé Texte intégral 6.- LA FUERZA DE TRABAJO DE LAS U.F.P. 7.- VOLUMEN Y DISTRIBUCION DE LOS RECURSOS Y MEDIOS DE PRODUCCION8.- DIFERENCIACION CAMPESINA Y TIPOLOGIA DE LAS U.F.P. Notes de bas de page

    Un sistema de producción andino

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    Capitulo II. Tipología de las unidades familiares de produccion de San Juan y Huascoy

    p. 53-76

    Texte intégral 6.- LA FUERZA DE TRABAJO DE LAS U.F.P. 7.- VOLUMEN Y DISTRIBUCION DE LOS RECURSOS Y MEDIOS DE PRODUCCION 7.1. Reparto de los recursos comunales entre las unidades familiares de producción 7.2. Los recursos propios de las U.F.P. 7.3. Los medios de producción de las unidades familiares de producción 8.- DIFERENCIACION CAMPESINA Y TIPOLOGIA DE LAS U.F.P. Notes de bas de page

    Texte intégral

    1Un primer nivel del estudio ha sido el sistema agrario o sea la comunidad, para el cual vimos de manera global, como una sociedad rural ubicada en un medio natural, se organiza para utilizar los recursos naturales con el fin de asegurar su reproducción.

    2Aún tratándose de comunidades, lo esencial del proceso productivo se realiza a nivel de la unidad familiar de producción.

    3Cada comunero y su familia que constituye la unidad básica mínima en el interior de la comunidad, dispone de recursos naturales propios y comunales que, en el margen de libertad dejado por la organización comunal, utiliza según una lógica y una racionalidad propias, para alcanzar el fin que se ha definido.

    4Es necesario entonces pasar a un segundo nivel de análisis, la unidad familiar de producción, para ver cómo, en el marco de la comunidad se reparten los recursos de estas unidades y cómo se han ido definiendo varios tipos de unidades de producción.

    5El análisis de la fuerza de trabajo potencial total de cada unidad familiar de producción, el estudio del volúmen y la distribución de los recursos y medios de producción, y por fin la evaluación de los ingresos netos alcanzados por cada una, permitirá establecer una tipología de las unidades familiares de producción (U.F.P.) y tener una apreciación del nivel de diferenciación campesina que existe entre los comuneros en ambas comunidades.

    6.- LA FUERZA DE TRABAJO DE LAS U.F.P.

    6Antes de evaluar la fuerza de trabajo potencial total de cada U.F.P, es menester dar algunos datos sobre la composición familiar. Como vimos, salvo algunas excepciones, el comunero, o sea el responsable de una U.F.P. debe ser jefe de familia. En 1980, en los registros de la comunidad estaban inscritos 50 comuneros o unidades familiares en San Juan y 74 en Huascoy.

    7En base a los resultados de las encuestas realizadas en 1980 (A. Barrios y N. Tarazona) las familias de los comuneros estaban compuestas de un número total de personas que varía de un mínimo de una persona; caso excepcional de las comuneras solteras, hasta 12 personas en San Juan como en Huascoy, o sea el comunero, su esposa y 10 hijos. (Ver cuadro No. 13).

    Cuadro No. 13. Composición de las unidades familiares (Miembros presentes en la comunidad)

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    Fuente: Elaborado a partir de las encuestas realizadas por Adela Barrios y Nancy Tarazona.
    Notas: (1) T/u.f. = número de personas promedio por U.F.
    (2) o/o =porcentaje del número total de miembros ptes. en la U.F. de San Juan y Huascoy.

    8Las personas que conforman la unidad doméstica nuclear presentes en la comunidad son:

    • Los padres, o sea el comunero y su esposa.

    • Los hijos que no han emigrado, la gran mayoría (75o/o en San Juan y 8O0/0 en Huascoy) son menores de 14 años y están siguiendo sus estudios en las escuelas de las comunidades. Los demás son hijos mayores “en espera”, que seguirán como miembros de la unidad doméstica hasta el momento en que puedan integrarse a la comunidad en condición de comuneros. Durante esta espera, buscarán empleo fuera de la comunidad.

    • Los nietos, en ambas comunidades, son todos menores de doce años, y no son muy numerosos.

    • Por fin, muy pocos ascendientes (1o/o en San Juan y 5o/o en Huascoy) están presentes en la unidad familiar, porque normalmente un comunero puede conservar sus derechos hasta la muerte.

    9En conclusión, del promedio de 6.50 y 6.36 personas que conforman las familias de San Juan y Huascoy respectivamente, sólo 3.37 y 3.16 están radicando en las comunidades. Si a ellas añadimos los descendientes de la segunda generación y los ascendientes, la unidad doméstica en San Juan y Huascoy comprende el mismo número de personas (3.6.).

    10En virtud del conjunto de relaciones e intercambios que se mantiene entre la unidad familiar y los descendientes que han emigrado es importante detenerse sobre este aspecto del éxodo rural. Entre los hijos que han dejado la unidad familiar es menester señalar varios casos (Ver cuadro No. 14).

    11En primer lugar, están los hijos que, habiendo dejado la unidad familiar, han podido quedarse o volver a su comunidad para ser comunero. En lo que a fuerza de trabajo se refiere, este “hijo comunero” ya no puede ser considerado como una mano de obra disponible complementaria para la U.F.P. del padre, aunque, en general, se establecen relaciones privilegiadas de ayuda mutua (Ayni) entre el padre y el hijo, estas son relaciones de reciprocidad simétrica, manteniendo cada uno la responsabilidad de hacer producir su propia U.F.P.

    12En segundo lugar, entre los hijos que han dejado no sólo la unidad familiar sino también la comunidad, hay que considerar, por un lado, a los jóvenes que emigran temporalmente para seguir estudios secundarios o superiores en la ciudad. Mientras estudian estos jóvenes tienen la costumbre de reintegrarse a la comunidad familiar durante sus vacaciones y es preciso tomar en cuenta esta fuerza de trabajo temporal. Y por otro, a los demás que han escogido o han tenido que instalarse definitivamente, sea en comunidades vecinas donde han sido aceptados como comuneros por matrimonio, sea en la ciudad donde ejercen oficios muy diversos. (Ver el ejemplo de Huayopampa en J. Osterling. 1980).

    Cuadro No. 14. Situación de los descendientes de los comuneros actuales (1a Generación) que han dejado la unidad familiar

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    Fuente: F. Fuenzalida y otros 1968.

    13Aunque la reproducción de esta sociedad rural no esté comprometida; el número de comuneros, o sea de familias, no ha variado durante años, y muchos jóvenes esperan para poder reintegrarse a la comunidad, pese a que ésta no puede asegurar el porvenir de todos sus descendientes.

    14En 1980 el 57o/o y el 63o/o de los descendientes de la comunidad de San Juan y Huascoy, respectivamente, han emigrado definitivamente o están por hacerlo.

    15Ahora trataremos de evaluar la fuerza de trabajo potencial total de cada unidad familiar de producción. Para esto es preciso establecer, a priori, algunas normas para poder homogenizar y comparar datos. La unidad escogida para evaluar la fuerza de trabajo es la jornada, o sea el día de trabajo de un hombre adulto. Para el trabajo femenino se ha considerado que solamente dos terceras partes del tiempo está dedicada a las tareas agropecuarias, las tareas hogareñas ocupan la tercera parte restante (además se aplicará un coeficiente de 0.75 para las personas que tienen más de 60 años).

    16Para la fuerza de trabajo permanente, además del comunero, de su esposa y eventualmente de los hijos de más de 18 años que acompañan a sus padres, hay que tomar en cuenta la fuerza de trabajo temporal, que proviene, por un lado, de los hijos menores entre 6 y 14 años que, radicando en la unidad familiar, participan en los trabajos agropecuarios durante sus vacaciones y también los sábados y domingos o sea en promedio por año esto representa 40 días hombre por año1 y, por otro lado, de los hijos estudiantes que regresan en sus vacaciones. Por fin consideramos que hay 270 días de trabajo al año2.

    17En base a las normas anteriormente establecidas, se tiene una evaluación de la fuerza de trabajo potencial total de cada una de las unidades familiares de producción de San Juan y Huascoy respectivamente (ver cuadros anexo I) De allí podemos sacar las conclusiones siguientes:

    18Al año, en promedio, cada unidad familiar cuenta con 516 días hombre y 514 días hombre en San Juan y Huascoy, respectivamente; esto representa un poco menos de 2 unidades trabajador hombre (U.T.H.) por unidad producción (1.9 U.T.H) para la unidad familiar de producción media de ambas comunidades3.

    19Según el número de U.T.H. disponible las unidades familiares de producción, se reparten de la forma siguiente. (Ver cuadro No. 15). La gran mayoría de las unidades de producción (880/0 en San Juan y 95o/o en Huascoy) cuenta con una fuerza de trabajo superior a la de una U.T.H.

    20Entre ellas, solamente 2 en San Juan y 1 en Huascoy, tienen más de 3 U.T.H. En San Juan y Huascoy, el 72o/o de la fuerza de trabajo potencial total proviene del comunero y su esposa.

    21De manera general la fuerza de trabajo disponible, en virtud de la multiplicidad de los ciclos agrícolas y de la diversificación de las producciones, está completamente dedicada a las tareas agropecuarias de la U.F.P., a las cuales hay que añadir los días de faena. La cantidad de fuerza de trabajo que exige la unidad familiar de producción y el hecho que para la fruticultura esta fuerza de trabajo se reparte de manera casi homogénea entre los meses del año no deja mucha disponibilidad para otras actividades.

    Cuadro No. 15. Distribución de las U.F.P. según el número de U.T.H disponible

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    22Cabe señalar que, antes de la introducción de los frutales, la gran mayoría de los comuneros emigraba temporalmente aprovechando el tiempo libre que dejaba la agricultura de pan llevar, para vender su fuerza de trabajo en las haciendas de la costa; este fenómeno ha desaparecido por completo porque, por un lado, la fruticultura no deja tiempo libre y proporciona los ingresos monetarios necesarios y, por otro, las haciendas se han transformado en cooperativas agrícolas de producción que tratan de limitar la intervención de yanaconas. Sin embargo, algunos comuneros que por varias razones: abandono de la ganadería, ayuda permanente de un hijo mayor, pocos frutales, etc. tienen más disponibilidad de fuerza de trabajo, la aprovechan para dedicarse a una actividad complementaria (ver cuadro No. 16). Pero de todas maneras esta actividad se realiza en la misma comunidad o no exige un período largo de ausencia.

    23Entre estas actividades que conciernen a 50o/o y 40o/o de los comuneros de San Juan y Huascoy, respectivamente, las más frecuentes son la de músico, o sea miembro de la Banda Comunal que consigue contratos para animar fiestas en las mismas comunidades o en los pueblos vecinos4; la de negociante, principalmente de ganado, y de peón. Es difícil dar una evaluación de la cantidad de fuerza de trabajo y de ingresos que estas actividades complementarias representan, pero podemos estimar que en comparación con la actividad principal, estas actividades son muy marginales.

    Cuadro No. 16. Actividades complementarias de los comuneros de San Juan y Huascoy

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    24Entre estas actividades complementarias, la de peón podría llamar la atención, es conocido que el trabajo asalariado es utilizado como criterio para evaluar el grado de desintegración de la estructura comunitaria y de diferenciación entre los comuneros. Este fenómeno de relaciones salariales empieza a darse entre dos categorías de comuneros; por un lado, los comuneros grandes fruticultores, generalmente necesitan más fuerza de trabajo y disponen de los ingresos suficientes para poder pagar temporalmente a un peón, por otro lado, algunos comuneros que, por falta de recursos, deben complementar sus ingresos para satisfacer las necesidades de su familia. Entonces un pequeño mercado de trabajo se establece en el interior de la comunidad. Cabe insistir sobre varios aspectos; en primer lugar, salvo el peón que trabaja a tiempo completo para el comunero de Huascoy que es el Director de la escuela de San Juan, todos los peones son comuneros; no hay todavía, como en Huayopampa, peones foráneos (F. FUENZALIDA, 1982). Otro aspecto, demostrado en el cuadro No. 17, es que no se recurre a este tipo de mano de obra solamente para trabajar los frutales, los peones tienen que cumplir también tareas ligadas a los cultivos de pan llevar. Por último, estas relaciones salariales internas son todavía relativamente marginales en comparación con las demás relaciones de producción; en San Juan, solamente 13 comuneros (26o/o) recurren de manera diferenciada a este tipo de fuerza de trabajo lo que representa al año 237 días de trabajo (o sea 0.9 U.T.H.) que dan un promedio, para las 13 unidades, de 18 días hombre (a nivel comunal esto daría al año 5 días hombre por unidad de producción). En Huascoy, la utilización de mano de obra asalariada es superior en 16 comuneros (26o/o) han utilizado 1294 días de trabajo asalariado (o sea 4.8 U.T.H.) lo que en promedio para cada una, representa 80 días hombre (a nivel comunal sería 17 días hombre por unidad de producción al año).

    25Esta diferencia entre las dos comunidades coadyuva a la conclusión a la cual llegaremos más adelante, en el sentido de que en Huascoy el proceso de diferenciación económica entre los comuneros está más pronunciado que en San Juan.

    26De todas maneras este fenómeno de mercado de trabajo interno es todavía muy marginal, sobre el total de días hombre año disponible en cada comunidad el número de jornada de peones representa el 1o/o y el 4.1o/o en San Juan y Huascoy, respectivamente, de la fuerza de trabajo familiar.

    27Los jornales que ofrecen los empleadores, son todavía muy bajos, 250 a 350 soles en 1980 (US $ 0.75) o sea la mitad de un salario mínimo legal rural.

    28Como conclusión, podemos decir que la reproducción de la fuerza de trabajo de las familias comuneras se realiza de manera autónoma, es decir que los productos e ingresos que necesitan esta fuerza de trabajo se generan dentro de la economía familiar y de la comunidad. Al contrario de muchas familias comuneras andinas (GONZALES de OLARTE, Efraín. 1983), no es preciso que los miembros de la unidad familiar de San Juan y Huascoy accedan a otras fuentes de ingreso, fuera de la comunidad. En cambio asistimos a un desplazamiento definitivo de una parte de la fuerza de trabajo comunera hacia afuera. La unidad familiar, de manera general, no sólo permite la reproducción de la fuerza de trabajo que necesita, sino que tiene la posibilidad de preparar mediante el estudio al excedente de fuerza de trabajo para que pueda integrar otros sectores económicos con ciertas ventajas'.

    Cuadro No. 17. Empleo de la mano de obra asalariada en Huascoy (1980) (no. Jornadas)

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    (1) Corresponde al comunero que trabaja como Director de la escuela de San Juan.
    (2) Plantaciones de la comunidad alquiladas al comunero no. 16

    7. - VOLUMEN Y DISTRIBUCION DE LOS RECURSOS Y MEDIOS DE PRODUCCION

    7.1. Reparto de los recursos comunales entre las unidades familiares de producción

    29Los recursos naturales que la comunidad pone a disposición de las unidades familiares de producción son: El agua de riego, los pastos, las chacras de cultivo de temporada y las parcelas del fundo.

    • El agua de riego, ya lo vimos, se reparte por turno entre los comuneros, es decir que para cada unidad de producción, cualquiera sea su superficie, dispone de la misma cantidad de agua. Esta modalidad de reparto estorba fuertemente el proceso de diferenciación entre los comuneros.

    • En cuanto a los pastos, o sea el césped de altura (moya) como la vegetación espontánea de las partes bajas, están también a disposición de las unidades de producción. A cambio del pago de una retribución por cabeza de ganado, el comunero puede hacer pastar sus animales. Por su monto irrisorio, este alquiler que cobra la comunidad, no significa limitación alguna para el comunero que tratará de aprovechar al máximo este recurso comunal casi gratuito criando, cada vez, más animales.

    • También, la comunidad, pone a disposición de los comuneros que lo desean parcelas de cultivo de secano en los corrales de temporada. Anualmente la comunidad fija el sector que puede ser cultivado y el cultivo que debe ser sembrado, para poder, después de la cosecha, abrir estos corrales a los animales. Varios factores; lejanía de estas parcelas, el duro trabajo de barbechar tierras que han descansado durante 8 a 10 años, los rendimientos aleatorios que se pueden conseguir por el hecho de depender de las precipitaciones, etc. limitan la presión de los comuneros en cuanto al uso de este recurso comunal.

    30Concretamente, de la situación anterior a la introducción de los frutales, en la cual, cada comunero trabajaba en este sector unas tres parcelas (aproximadamente 1,200 m2), se llegó en 1978 y 1979 a una situación en la cual, salvo algunos comuneros en Huascoy, este sector ha sido completamente abandonado. La sequía, que compromete la cosecha y la priorización del uso de la reducida fuerza de trabajo para el cultivo de frutales, son las dos razones principales que permiten explicar este fenómeno. Sin embargo, en 1980 la falta de papas y tubérculos para el consumo familiar durante los años anteriores, los relativamente elevados precios que debían pagar los comuneros en los mercados para proveerse de estos tubérculos indispensables para la alimentación familiar han incitado a los comuneros en interesarse de nuevo en los cultivos de temporada. Según las encuestas realizadas, la unidad familiar de producción de San Juan utilizó en promedio en 1980, una parcela de temporada (400 m2) para cultivar papa, mientras que la de Huascoy utilizó dos parcelas para cultivar papa y oca.

    31– En el otro extremo del territorio de las comunidades, el Fundo, la comunidad sigue dueña de casi todas las parcelas, en el caso de Huascoy y de solamente un poco más de la mitad en San Juan. En Huascoy, algunos comuneros, por intermedio de un contrato de arrendamiento, tienen acceso a estas parcelas de frutales. En San Juan solamente los alfalfares están arrendados a los comuneros porque como lo vimos anteriormente las parcelas de frutales están alquiladas a mejores postores que son personas ajenas a la comunidad. En ambos casos, estos comuneros privilegiados que alquilan las tierras comunales del Fundo, son una minoría.

    7.2. Los recursos propios de las U.F.P.

    32Se trata de las tierras; parcelas de los Corrales del Maizal y en menor medida del Fundo (solamente para San Juan) y del ganado que posee cada familia comunera. Estas parcelas son utilizadas para los cultivos de pan llevar, en los cuales incluimos el alfalfa, y para las plantaciones de frutales. Según las unidades familiares de producción, la importancia relativa de tal o cual producción (pan llevar y fruticultura) es muy variable. Es evidente que los frutales dan a las parcelas un valor agregado (2 y hasta 3 veces superior) razón por la cual tenemos que diferenciar, en lo que a distribución de los recursos entre las U.F.P., se refiere, las parcelas de pan llevar y las parcelas de frutales.

    33Los datos consignados en los cuadros No. 1, 2 y 3 (ver anexo 2), corresponden a 3 situaciones diferentes: San Juan en 1976 (estudio H. Locker), San Juan en 1980 y Huascoy en 1980 (resultados de las encuestas).

    34A partir de estos datos se pude ordenar las U.F.P. por categorías, según el número de parcelas que poseen; o más exactamente, que utilizan (cuadro No. 18).

    35En San Juan entre 1976 y 1980 la categoría de las grandes U.F.P. (más de 21 parcelas de pan llevar), ha desaparecido casi por completo. En 1980, 75o/o de las U.F.P. utilizan para los cultivos de pan llevar un número de parcelas que se ubica entre 6 y 15.

    36En Huascoy, este recurso: tierras para cultivo de pan llevar, aún en 1980 mantiene un nivel que se acerca más a la situación de San Juan en 1976. Las grandes U.F.P. en cuanto a disponibilidad de parcelas para el pan llevar, siguen numerosas y el reparto entre tres categorías está más equilibrado (Ver fig. No. IX).

    Cuadro No. 18. Categorías de comuneros según el número de parcelas de pan llevar que poseen

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    Figura IX. HISTOGRAMA DEL NUMERO DE COMUNEROS SEGUN EL NUMERO DE PARCELAS DE PAN LLEVAR QUE POSEEN

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    37– En cuanto a los frutales, como existen diferencias importantes entre las parcelas del Maizal y del Fundo donde están las plantaciones, se utilizó como unidad de referencia el árbol (ver cuadros 1, 2 y 3 Anexo II). En San Juan, paralelamente a la reducción del recurso “tierra-pan llevar”, se observa entre los 2 años considerados 1976 y 1980 un aumento del número de parcelas dedicadas a los frutales que pasa de. 111 a 148 y por ende del número total de árboles que de 8,433 llega a 11,156. En 1976, en promedio, la U.F.P. tenía 2.7 parcelas de frutales (std. dev. 1.5) con 200 árboles (std. dev. 170) mientras que en 1980 esta misma unidad media dedicaba a la fruticultura 3.5 parcelas (std. dev. 1.8) con 265 árboles (std. dev. 223). El cuadro No. 19 demuestra que es la categoría de los grandes fruticultores (más de 501 árboles) la que ha aumentado de manera significativa pasando de 5 a 17o/o de los comuneros. En Huascoy, el progreso de la fruticultura no ha sido tan rápido como en la comunidad vecina. De igual modo que para el recurso anterior, la situación en Huascoy en 1980, en cuanto al reparto de las U.F.P. es casi idéntica a la de San Juan en 1976.

    38El cuadro No. 20 nos dá un resumen del volumen del recurso tierra con el cual cuenta la U.F.P. media de San Juan y Huascoy.

    Cuadro No. 19. Categorías de comuneros según el número de árboles frutales que poseen

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    Cuadro No. 20. Recurso tierra de la U.F.P. media (1980)

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    * Como resultado de las encuestas se llegaba a una cantidad menor de parcelas de pan llevar porque no se tomó en cuenta las parcelas que se encontraban en descanso.

    39En promedio la U.F.P. de San Juan dispone de 20.5 parcelas o sea, más o menos, 6000 m2 (5600 m2 con riego y 400 m2 sin riego), la de Huascoy cuenta con 23 parcelas, unos 7000 m2 incluyendo 800 m2 sin riego.

    40– En lo referente al ganado vacuno, los datos de los mismos cuadros No. 1, 2 y 3 (anexo II) muestran una gran diferencia entre las U.F.P. en cuanto al uso de este recurso. Es preciso señalar que antes, cuan-no no habían frutales, el ganado vacuno representaba la única riqueza propia de la familia comunera. Esto explica que el ganado siga considerado por los comuneros como un factor de prestigio y promoción social. Sobre la base del crecimiento vegetativo de su hato, que utiliza casi gratuitamente un recurso común, el comunero dispone de un capital fácilmente movilizable y más que una producción en sí, el ganado constituye el “ahorro-seguridad” de la unidad de producción, razón por la cual se observa una gran disparidad entre las unidades de producción en cuanto al número de vacunos que posee.

    41La comparación de la distribución de los animales entre los comuneros en 1976, es decir antes de la sequía, y en 1980 (Ver cuadro No. 21) re-lativiza bastante el papel de la ganadería como factor de diferenciación entre los comuneros. De una situación –en 1976– en la cual había una gran disparidad entre los comuneros, en cuanto al uso de este recurso, (48o/o de estos comuneros tenían menos de 10 animales mientras que el 16o/o tenía más de 20 animales), pasamos a una situación –en 1980– en la cual casi la totalidad (95o/o) de los comuneros se han vuelto “pequeños ganaderos”. Hay que señalar que en Huascoy, comunidad que cuenta con más pastos, la categoría de los medianos ganaderos (entre 11 y 20 animales) es todavía significativa (31 o/o).

    Cuadro 21. Comparación de las categorías de comuneros según el número de vacunos que poseen

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    7.3. Los medios de producción de las unidades familiares de producción

    42Entre los medios que utilizan las unidades familiares de producción hay que considerar, principalmente, los bienes duraderos productivos e improductivos y el dinero.

    43El material agrícola, bienes duraderos productivos, que utilizan las unidades familiares de producción, comprende las herramientas y un aparato que apareció con la fruticultura, el pulverizador. El stock de herramientas5 que podemos considerar como pequeño material, depende en cada Unidad Familiar de Producción, no de la cantidad de la tierra sino del número de personas que constituyen la fuerza de trabajo en la U.F.P.

    44En virtud de que no hay una disparidad en cuanto al número de trabajadores por Unidad Familiar de Producción y de que el valor de este material es muy bajo en relación con los demás recursos, podemos formular la hipótesis que este stock de herramientas no influye, como factor de diferenciación, entre las Unidades Familiares de Producción. En cambio, el pulverizador viene a ser un medio de producción que, por la inversión que supone, no está al alcance de todas las Unidades Familiares de Producción. Se encuentran en San Juan y en Huascoy 3 tipos de pulverizadores: el pulverizador de mochila, el pulverizador con bomba manual fija y el pulverizador con motor.

    45El valor (precio comercial) de estos aparatos era en 1980, respectivamente, de soles 40,000, soles 80,000 y soles 300,000 (US$1000). En San Juan, en 1980, 28 comuneros, es decir el 77o/o de los 42 comuneros encuestados, poseían por lo menos un pulverizador y en Huascoy lo poseían 29 (o sea 53o/o de los encuestados). (Ver cuadro No. 22).

    Cuadro No. 22. Número de pulverizadores en 1980

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    46Para poder adquirir ciertos bienes duraderos improductivos se requiere de un monto de dinero elevado con respecto a los ingresos monetarios de la familia comunera. Estos bienes, en el caso de las familias de San Juan y Huascoy, son por orden de importancia: el receptor de radio, la cocina de kerosene, la lámpara “petromax”, el tocadiscos o toca cassettes, la máquina de coser y la máquina de escribir. A estos bienes producidos por el sector industrial, hay que añadir la vivienda que la familia comunera posee en el mismo pueblo o en la ciudad.

    47La adquisición de una vivienda o de un local en una de las ciudades de Huaral ó de Lima, por parte de algunos comuneros, representa una inversión importante que no ha sido posible evaluar para cada caso. Sin embargo, la simple comparación entre San juan y Huascoy, del número respectivo de comuneros que se han declarado propietarios de una casa en la ciudad proporciona ya en sí una información interesante (ver cuadro No. 23). El mayor desarrollo de la fruticultura en San Juan ha permitido a más comuneros juntar el capital necesario para hacer esta inversión.

    48En cuanto al dinero, sería necesario hacer un estudio de la familia comunera considerándola como Unidad de consumo para poder estimar la parte de éste que se destina al proceso productivo, la que sirve para elconsumo familiar, y en algunos casos, la que está utilizada como capital para las actividades complementarias (negociante en ganado por ejm.). Haremos solamente las observaciones siguientes: la disponibilidad de dinero varía durante el año según los períodos de venta de las frutas y de los animales. Salvo un comunero de Huascoy –que tiene muchos árboles– ningún comunero trabaja con préstamo del Banco Agrario. En San Juan la administración comunal otorga, cada año, a los comuneros un pequeño préstamo con un interés del 10o/o. En 1980, en virtud de los altos ingresos que la comunidad ha conseguido con el alquiler de las parcelas del Fundo, el monto del préstamo ha alcanzado la suma de S/. 10,000 (US $ 34) para cada comunero.

    Cuadro No. 23. Número de comuneros propietarios de una casa en la ciudad

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    49Es la fruticultura la que capta lo esencial del dinero destinado al proceso productivo. Sin considerar el pago de la mano de obra para los que contratan peones, ni la amortización del material, los costos de producción, que son muy variables, alcanzan en promedio la suma importante de S/. 220 soles por árbol. Lo que para una Unidad Familiar de Producción Media (265 árboles en San Juan) representa un monto de más de 58,000 soles (US $ 200).

    50Para terminar el estudio sobre los recursos, trataremos de hacer una comparación de las Unidades Familiares de Producción promedio en las 3 situaciones consideradas. Para eso tenemos que utilizar como unidad de referencia, el valor monetario de dichos recursos tomando como Unidad el sol de 1980 equivalente a 0.0034 US$6 (ver cuadro No. 24).

    51En San Juan la Unidad Familiar de Producción promedio disponía en 1976 de un conjunto de recursos (tierras, pan llevar, árboles frutales, ganado vacuno), cuyo valor alcanzaba S/. 787,000 del año 1980. En 1980 la reducción del número de parcelas utilizadas para cultivos de pan llevar y la disminución del número de animales no han sido compensados por el desarrollo de fruticultura y el valor de estos mismos recursos ha bajado a S/. 681,000.

    Cuadro No. 24. Comparación del valor de los recursos de la U.F.P media para las 3 situaciones consideradas (En miles de soles 1980)

    Image 100000000000062E000004A3BDCAC82A.jpg

    52Se puede decir que durante este período de 4 años la Unidad Familiar de Producción Media de San Juan se ha “descapitalizado”. De los 3 recursos principales que, como lo veremos más adelante, caracterizan el sistema de producción de la Unidad Familiar de Producción que, en valor monetario, se repartían en 1976, de manera casi igual (Tierras “Pan llevar: 32o/o; árboles 39o/o y ganado 29o/o), en 1980, el recurso “árboles” se vuelve predominante, su valor representa 58o/o del valor total de los recursos. Entonces, de una situación bastante equilibrada, en la cual la unidad familiar de producción se apoyaba de manera pareja sobre 3 recursos, se tiende hacia una especialización de la Unidad Familiar de Producción que prioriza el uso de un solo recurso.

    53En Huascoy, en 1980, la Unidad Familiar de Producción promedio, pone en juego los mismos tipos de recursos cuyo valor alcanza S/. 768,000 o sea un monto comparable a la Unidad Familiar de Producción promedio de la situación de San Juan en 1976.

    54Sin embargo, cabe señalar algunas diferencias: la desviación estandar en el caso de Huascoy es más alta, signo de disparidad –entre los comuneros– más importante que para el caso similar de San Juan en 1976. Además, se nota una diferencia en cuanto a la importancia relativa de cada recurso en 1980; los ganaderos de Huascoy no han podido tampoco contrarrestar los efectos de la sequía y al igual que los de San Juan, han perdido la mayor parte de sus animales. El recurso ganado no representa más que el 18% del total del valor de los recursos, en cambio, el recurso tierra-pan llevar, sigue casi tan importante como el recurso árboles; no se observa todavía la misma especialización que en San Juan en 1980.

    55Podemos preguntarnos si la “descapitalización” de la Unidad Familiar de Producción Media de San Juan 1980, en recursos naturales, ha sido compensada o no por la adquisición de bienes productivos, constatando que las inversiones realizadas durante este período 1976-1980 para adquirir pulverizadores se duplicaron pasando de S/. 20,000 o sea 2.5% del total (recursos naturales más material) a S/. 39,000 o sea 5.5%. Además, vemos que también para este factor material, la situación Huascoy 80 se parece más a la de San Juan 76.

    56Por otra parte, es claro que en 1980 el fruticultor de San Juan tiene gastos superiores en insumos para sus plantas. Es muy probable que en algunos casos, el comunero tenga la obligación de “gastar su capital” (venta de animales) para enfrentar estos gastos que, en sí, no constituyen una “capitalización”. Por fin, al recordar que 34% de los comuneros de San Juan poseen una segunda casa en Huaral o Lima (ver cuadro No. 23), podemos hacer el paralelo con las comunidades vecinas más “adelantadas” (La Florida, Huayopampa), en el sentido que el comunero de San Juan tiende a priorizar la fruticultura a expensas de las producciones tradicionales adoptando un modo de vida más “volteado hacia afuera”. En concreto, ¿asistimos a un principio de transferencia del capital de la Unidad Familiar de Producción hacia la ciudad?

    8. - DIFERENCIACION CAMPESINA Y TIPOLOGIA DE LAS U.F.P.

    57“La particularidad del proceso de diferenciación en las Comunidades Campesinas del Perú es que ese no sólo nace del desarrollo de las contradicdones internas de la Comunidad sino sobre todo de sus contradicciones con el exterior” (GONZALES DE OLARTE, Efraín).

    58Varios son los indicadores que permiten determinar la forma y el grado del proceso de diferenciación campesina. En los casos de San Juan y Huascoy los indicadores de las “contradicciones internas” son el volumen y la distribución de los recursos y medios de producción y la utilización interna de la fuerza de trabajo. La importancia de las producciones comerciales constituye el único indicador de la “contradicción con el exterior” porque la ligazón con las unidades productivas vecinas dominantes queda muy marginal y no hay venta afuera de la fuerza de trabajo de la U.F.P.

    59Para tener una imagen de la diferenciación económica entre los comuneros, es preciso establecer las categorías de U.F.P. según su riqueza, o sea un monto total del valor de los recursos que tienen. Por cada comunidad, en 1980, se elaboró el cuadro No. 25 determinando los límites de cada categoría en función de la riqueza promedio para tener una imagen de cómo se distribuyen las U.F.P. en relación con la media. Se puede observar que, en San Juan, el 76% de las U.F.P. se reparten de manera igualitaria entre las categorías “pobres y medianas”, mientras en Huascoy, la mitad de la U.F.P. pertenece a la categoría “medianas”.

    Cuadro No. 25. Distribución de las U.F.P de San Juan y Huascoy en 1980 Según el valor de los recursos disponibles (En miles de soles)

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    60En San Juan podemos ver que las Unidades Familiares de Producción no se reparten simétricamente alrededor de la media, o sea que no responden a una distribución normal; en virtud del mayor desarrollo de la fruticultura pareciera que se está formando otro “pico” que corresponde a la categoría “U.F.P. muy ricas”. En cuanto al valor total por categoría, las 6 unidades familiares de producción “muy ricas” concentran casi el mismo valor en recursos que las 16 medianas. En definitiva se podría concluir diciendo, que en San Juan, se notaría una tendencia a una “bipolarización entre los extremos: las U.F.P. pobres y medianas” y las U.F.P. “muy ricas”. En cambio en Huas-coy la distribución alrededor de la media es bastante simétrica en cuanto al número de unidades familiares de producción, la mayoría de las Unidades Familiares de Producción pertenecen a la categoría “mediana” pero hay una disparidad más fuerte entre los extremos o sea los más pobres y los más ricos.

    61Ya hablamos, en el párrafo 6, del segundo indicador de las contradicciones que se dan al interior de la comunidad y contribuyen al proceso de diferenciación campesina, cuando se trató de la fuerza de trabajo asalariada. Esta relación de producción asalariada que se establece entre algunos comuneros, es todavía muy marginal en comparación con las demás relaciones de producción familiar y de ayuda recíproca, pero podemos pensar que corresponde a la primera etapa de la evolución que han seguido las comunidades vecinas de La Florida y Huayopampa en donde los comuneros fruticultores hacen trabajar a peones venidos de fuera (FUENZALIDA F., 1982)7. En este caso la diferenciación principal ya no se desarrolla entre los comuneros, –salvo los que por falta de recursos deberán abandonar su U.F.P. para trabajar como peones–, sino entre los comuneros y los peones foráneos que, por el carácter estable del trabajo, deben radicar en la comunidad.

    62En cuanto a los vínculos con el exterior, vale la pena reiterar la diferencia que existe, entre las dos comunidades, referente al uso de las tierras comunales del fundo. Mientras Huascoy sigue alquilando los huertos a los comuneros para no correr el riesgo de comprometer la integridad de su patrimonio, sacrificando de esta manera la posibilidad de conseguir mayores ingresos para el banco comunal, San Juan hace todo lo contrario, aceptando alquilar sus parcelas del Fundo a los productores vecinos de Acos. Huascoy, mantiene un sistema de distribución directa de sus recursos que no escapa de su control mientras que San Juan asume un riesgo, escogiendo un sistema de distribución indirecta, por intermedio de un vínculo de alquiler con foráneos, riesgo que está compensado por un mayor ingreso monetario en la caja de la comunidad, que a su vez, será distribuido bajo la forma de servicios comunales o de préstamos a los comuneros.

    63Sin embargo, es a través de las producciones destinadas al mercado que se establece la relación entre los comuneros y el exterior, lo que determina, por lo menos en esta etapa, el proceso de diferenciación entre los comuneros. Decimos que este indicador es determinante porque el monto de los ingresos conseguidos con la venta de su producción, condiciona la posibilidad para el comunero de aumentar o no el volumen de los recursos y medios de producción de su U.F.P.; más plantaciones sobre las parcelas que posee y más animales en los pastizales comunales8 etc. Entonces, a partir de los datos conseguidos con el seguimiento de algunas U.F.P., se ha podido establecer una estimación de los niveles de ganancia por árbol según la importancia del huerto familiar y de los niveles de ingreso que proporcionan los rebaños (carne y queso). Por ser muy variables, pero en general, muy reducidos los excedentes de la producción de pan llevar que se hubieran comercializado, no han sido considerados. De los cuadros No. 26 y 27, que dan una estimación del ingreso neto anual promedio por categoría de comunero de San Juan y Huascoy, en 1980, podemos observar lo siguiente:

    64En San Juan, si dejamos el caso del comunero que no tiene ni ganado ni frutales, caso que corresponde a una comunera soltera que tiene un empleo temporal en la ciudad (el único caso), los mayores ingresos que corresponden a los 2 comuneros que pertenecen a la categoría “muy grandes fruticultores-grandes ganaderos” son casi 10 veces más altos que los ingresos menores que corresponden a los comuneros de la categoría “pequeños fruticultores-sin ganado”. El ingreso de la U.F.P. media alcanza unos S/. 214,000, de los cuales 89% proviene de las ventas de las frutas y solamente 11% de los animales; 31 comuneros, o sea 77% no alcanzan este nivel de ingreso anual promedio, mientras que 9 comuneros (215) tienen un ingreso que supera el doble de este promedio, entre los cuales 6 (14%), incluso, triplican este promedio. Cabe mencionar que en 1976 el ingreso anual promedio (en soles 80) alcanzaba casi el mismo nivel (S/. 206,500) pero la venta de ganado y de queso contribuía en un 32%. La cifra entre paréntesis que aparece con el ingreso promedio de cada categoría corresponde al número promedio de parcelas de cultivo de pan llevar que poseen los comuneros de dicha categoría; se puede ver que no existe ninguna relación entre estos dos factores. Es decir que Iso bajos ingresos de algunos comuneros no están compensados por un acceso superior al recurso tierra de pan llevar. La categoría que reúne más comuneros (o sea 19%) corresponde a los “pequeños frutícolas-pequeños ganaderos” cuyo nivel de ingreso no alcanza la mitad del ingreso promedio.

    65En Huascoy el caso extremo que pertenece a la categoría “muy grande ganadero-muy grande fruticultor” corresponde al comunero que se desempeña como Director de la escuela de San Juan; vimos que es el único comunero que, por sus obligaciones profesionales debe recurrir a la fuerza de trabajo a tiempo completo de un peón foráneo. El dinero conseguido afuera de su U.F.P. y la disponibilidad mayor en fuerza de trabajo le ha permitido no sólo incrementar sus plantaciones (880 árboles) sino también mantener su rebaño (20 cabezas). Sus ingresos anuales son más de cuatro veces superiores a los ingresos de la U.F.P. media de Huascoy.

    66El ingreso anual de la U.F.P. media (S/. 209,500) alcanza casi el mismo nivel que el ingreso promedio de San Juan pero las ventas pecuarias participan en ella en mayor proporción (22%). Si excluimos los dos casos extremos, el del comunero profesor que acabamos de señalar y el que corresponde a una anciana viuda que tiene solamente 3 animales y ningún árbol, el ingreso mayor que corresponde a un comunero “muy grande fruticultor-mediano ganadero” es casi 12 veces superior a! ingreso menor que corresponde a un comunero de 74 años que es “mediano ganadero-sin fruticultura”. La categoría que reúne más comuneros (10 o sea 18%) corresponde a los “pequeños fruticultores-meuianos ganaderos”, cuyo nivel de ingreso anual alcanza solamente la mitad del ingreso promedio.

    Cuadro No. 26. San Juan 1980 Distribución de la U.F.P. según los niveles de ingresos netos alcanzados

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    Nota: Las cifras entre paréntesis representan el número promedio de parcelas de pan-llevar de la categoría.

    67En conclusión, antes de la introducción de las plantas, aún si había diferencia entre los comuneros en cuanto al acceso al recurso tierra, por el reparto igualitario del riego y por el hecho que todos los comuneros cultivan las mismas especies (producción de pan llevar) el factor principal de diferenciación entre los comuneros era el ganado vacuno. Pero la importancia de este recurso estaba directamente ligada al monto de ingresos monetarios que el comunero podía conseguir vendiendo su fuerza de trabajo a los hacendados de la costa. En efecto, si estos ingresos eran suficientes para cubrir las necesidades de la familia comunera, no había necesidad de vender animales y por ende, su recurso ganado iba aumentando. En consecuencia el factor determinante de la diferenciación entre los comuneros, es decir la posibilidad de trabajar en las haciendas costeñas, era externo, en cambio actualmente con el desarrollo de la fruticultura la situación es la siguiente: el control comunal del riego impide una diferenciación basada sobre el acceso a la tierra. Es el factor “decisión del comunero” de transformar cada vez más parcelas de pan llevar en huertos el que se ha constituido en factor determinante de la diferenciación entre los comuneros. Para tomar esta decisión, el comunero tenía que afrontar un riesgo importante y debía contar con una reserva de dinero suficiente. Efectivamente, las nuevas plantaciones no son productivas los cuatro primeros años y el comunero no tenía la misma disponibilidad de tiempo para trabajar en las haciendas costeñas. Ahora es la fruticultura, o sea un factor interno, que deviene en motor de la diferenciación entre los comuneros, hasta el punto que empieza a aparecer un mercado de trabajo al interior de la comunidad.

    Cuadro No. 27. Huascoy 1980
    Distribución de la U.F.P. según los niveles de ingresos netos alcanzados

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    68De esta tipología de las U.F.P. de San Juan y Huascoy se escogieron algunos casos típicos para analizar, más detenidamente, la racionalidad de los sistemas de producción y las trayectorias de evolución posibles.

    Notes de bas de page

    1 120 días (4 meses de vacaciones) + (domingos y sábados) — 224 días de los cuales 160 trabajados x 0.25 = 40 d/h/a.

    2 Es usual asignar 270 días de trabajo al año (incluso E. GONZALES escoge 250 días) por que hay que descontar los días de fiesta, los que el comunero utiliza para visitar a los familiares, etc.

    3 U.T.H.: Fuerza de trabajo de un hombre adulto (18 - 60 años) trabajando 270 días al año.

    4 A veces, no tan vecinos, porque llegan hasta Ancash y Huancavelica.

    5 Este stock comprende en cantidad variable las siguientes herramientas : chaquitaclla o reja, lampa, rejilla, barreta, trinche, hoz, hacha, pico, sierra de podar, tijera de podar.

    6 Para poder atribuir un valor a las parcelas, se tomó como referencia las escasas transacciones de compra-venta que hubo en dichas comunidades, llegando a estimar que en 1980 una parcela media (200 m2) de cultivo vale unos 15,000 soles (US$ 50). De igual manera se estimó el valor de una parcela con plantaciones y más exactamente el valor del árbol: 1,500 soles y se evaluó el valor promedio de un animal en 18,000. Es evidente que estas cifras no deben ser utilizadas en valor absoluto (las variaciones son demasiado importantes); sino solamente para poder establecer comparaciones (valor relativo).

    7 En Huayopampa, de los 36 peones estables que empleaban los comuneros en 1961, sólo 4 eran de este lugar.

    8 No quiere decir que el comunero comprará animales sino que tendrá menos necesidad de vender para satisfacer las necesidades de la U.F.P. y de la familia.

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    1 120 días (4 meses de vacaciones) + (domingos y sábados) — 224 días de los cuales 160 trabajados x 0.25 = 40 d/h/a.

    2 Es usual asignar 270 días de trabajo al año (incluso E. GONZALES escoge 250 días) por que hay que descontar los días de fiesta, los que el comunero utiliza para visitar a los familiares, etc.

    3 U.T.H.: Fuerza de trabajo de un hombre adulto (18 - 60 años) trabajando 270 días al año.

    4 A veces, no tan vecinos, porque llegan hasta Ancash y Huancavelica.

    5 Este stock comprende en cantidad variable las siguientes herramientas : chaquitaclla o reja, lampa, rejilla, barreta, trinche, hoz, hacha, pico, sierra de podar, tijera de podar.

    6 Para poder atribuir un valor a las parcelas, se tomó como referencia las escasas transacciones de compra-venta que hubo en dichas comunidades, llegando a estimar que en 1980 una parcela media (200 m2) de cultivo vale unos 15,000 soles (US$ 50). De igual manera se estimó el valor de una parcela con plantaciones y más exactamente el valor del árbol: 1,500 soles y se evaluó el valor promedio de un animal en 18,000. Es evidente que estas cifras no deben ser utilizadas en valor absoluto (las variaciones son demasiado importantes); sino solamente para poder establecer comparaciones (valor relativo).

    7 En Huayopampa, de los 36 peones estables que empleaban los comuneros en 1961, sólo 4 eran de este lugar.

    8 No quiere decir que el comunero comprará animales sino que tendrá menos necesidad de vender para satisfacer las necesidades de la U.F.P. y de la familia.

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    Greslou, F., & Ney, B. (1986). Capitulo II. Tipología de las unidades familiares de produccion de San Juan y Huascoy. In Un sistema de producción andino (1‑). Institut français d’études andines. https://doi.org/10.4000/books.ifea.1536
    Greslou, François, et Bertrand Ney. « Capitulo II. Tipología de las unidades familiares de produccion de San Juan y Huascoy ». In Un sistema de producción andino. Lima: Institut français d’études andines, 1986. https://doi.org/10.4000/books.ifea.1536.
    Greslou, François, et Bertrand Ney. « Capitulo II. Tipología de las unidades familiares de produccion de San Juan y Huascoy ». Un sistema de producción andino, Institut français d’études andines, 1986, https://doi.org/10.4000/books.ifea.1536.

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    Greslou, F., & Ney, B. (1986). Un sistema de producción andino (1‑). Institut français d’études andines, Centro de estudios regionales andinos Bartolomé de Las Casas. https://doi.org/10.4000/books.ifea.1529
    Greslou, François, et Bertrand Ney. Un sistema de producción andino. Lima: Institut français d’études andines, Centro de estudios regionales andinos Bartolomé de Las Casas, 1986. https://doi.org/10.4000/books.ifea.1529.
    Greslou, François, et Bertrand Ney. Un sistema de producción andino. Institut français d’études andines, Centro de estudios regionales andinos Bartolomé de Las Casas, 1986, https://doi.org/10.4000/books.ifea.1529.
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